Siempre me ha interesado todo lo relacionado con el poder de la mente y los pensamientos; buenos o malos tienen igual intensidad, con la diferencia que los primeros nos causan bienestar y felicidad y los segundos angustias y preocupaciones anticipadas, lo que genera una carga de estrés y hasta enfermedades.
Debemos tener claro que los pensamientos negativos son hijos del miedo, real o no, este es la raíz de todos nuestros males, pues desencadenan una estampida de emociones incontrolables que terminan perjudicando nuestra salud. En cambio los pensamientos positivos o de amor de una manera milagrosa nos sanan y liberan, nos dan confianza y seguridad en el mundo y en nosotros mismos.
Para dar un ejemplo claro, les comparto una experiencia reciente. Recibí una llamada de una persona muy querida, familiar, para contarme que se había realizado la prueba del Covid-19, aun sin tener síntomas relacionados a esta enfermedad estaba descartando estar infectada. Desde hacía un par de semanas tenía mucho dolor de espalda y en los brazos, y una amiga le comentó que dos conserjes de su edificio presentaron los mismos síntomas y al realizarse la prueba salieron positivo.
Ella ya venía angustiada porque además de los dolores que presentaba, también había notado un bulto, una pequeña masa en el hombro, al principio pensó que sus dolores se debían a este descubrimiento, pero ya se había realizado un ultrasonido y resultó que era una bolita de grasa encapsulada, nada serio.
Una manera de encontrar la causa de sus dolores y calmar su ansiedad fue realizarse la prueba del Covid-19. Por supuesto que le salió negativo.
Su mente no paraba de decirle que algo no estaba bien en su cuerpo y de seguro debía ser algo grave y tenía que encontrar lo que era cuanto antes. Estaba pensando realizarse varias radiografías para encontrar la raíz de sus malestares. Trajo a colación que hacía siete años se colocó implantes de mamas y me comentó que si descubría que esa era la causa de su dolor de espalda se las quitaría, no pude evitar reírme y hasta hicimos bromas de lo tanto que había sufrido con la cirugía, pero lo bien que le habían quedado y lo feliz que estaba con sus niñas adoptadas, nos reímos a carcajadas. En tono serio le dije que de ninguna manera permitiría que cometiera esa locura, así que mejor buscará otra razón.
Ella ya venía angustiada porque además de los dolores que presentaba, también había notado un bulto, una pequeña masa en el hombro, al principio pensó que sus dolores se debían a este descubrimiento, pero ya se había realizado un ultrasonido y resultó que era una bolita de grasa encapsulada, nada serio.
Una manera de encontrar la causa de sus dolores y calmar su ansiedad fue realizarse la prueba del Covid-19. Por supuesto que le salió negativo.
Su mente no paraba de decirle que algo no estaba bien en su cuerpo y de seguro debía ser algo grave y tenía que encontrar lo que era cuanto antes. Estaba pensando realizarse varias radiografías para encontrar la raíz de sus malestares. Trajo a colación que hacía siete años se colocó implantes de mamas y me comentó que si descubría que esa era la causa de su dolor de espalda se las quitaría, no pude evitar reírme y hasta hicimos bromas de lo tanto que había sufrido con la cirugía, pero lo bien que le habían quedado y lo feliz que estaba con sus niñas adoptadas, nos reímos a carcajadas. En tono serio le dije que de ninguna manera permitiría que cometiera esa locura, así que mejor buscará otra razón.
Traté de calmarla, de hacerla ver que tenía muchas razones para presentar esos dolores, con la cuarentena absoluta trabajaba medio tiempo, así que pasaba mucho tiempo acostada viendo tv, o usando el celular, había subido de peso, las noticias del mundo no ayudaban para nada a tranquilizarnos, y era hasta normal el nivel de angustia en todos. Además ya no tenía 30 años, los huesos y los músculos no son los mismos a esa edad que a los cincuenta y tantos. En pocas palabras le insinué que eran achaques de viejos, que debía tomar vitaminas, hacer ejercicios y cuidar sus pensamientos, pues el estrés la estaba afectando y lo peor era que no se daba cuenta.
Las enfermedades y los dolores son reales, de eso no hay duda, pero debemos tener presente que nuestra actitud y nuestros pensamientos ayudan a sanar o a empeorar la situación, esto ha sido más que demostrado científicamente. Nuestra salud emocional y hasta la física depende, aunque algunas personas no lo crean, de lo que vemos, escuchamos y pensamos a diario. Bien lo decía Louise Hay "Cada cosa que pensamos está dándole forma a nuestro futuro"
Así que a cuidar nuestro cuerpo con buena alimentación y ejercicio y nuestra mente con oración, frases y temas positivos.