Acabo de terminar de leer Lágrimas en la lluvia, novela de la autora española Rosa Montero. A ésta autora la conocí y me atrapó con La ridícula idea de no volver a verte, obra magistral, que leí gracias a la recomendación de una muy buena amiga. Desde aquel primer encuentro con la las letras de Montero sentí una gran admiración por su talento y creció mi deseo por leerla más. Así que desde entonces, más de dos años, he devorado todo lo que lleva su nombre, además de seguirla en sus redes sociales, donde descubrí que es un gran ser humano.
Como me gusta escribir, el año pasado tomé en Editorial Cursiva un taller virtual de Escritura Creativa con Rosa Montero, sinceramente no era lo que esperaba pues pensé que habría más interacción con la autora, pero no fue así, todas las clases eran gravadas. En las mismas te hablaba del oficio de escribir, daba algunas de sus técnicas, comentaba sobre su experiencia y nos dejaba una tarea, que jamás revisaron, al menos no las mías. Aún así fue una buena experiencia, la sentí cerca y aprendí claramente la diferencia entre contar y narrar, mi gran falla, así que valió la pena. Después de ver durante la cuarentena a la autora en vivo en Facebook y gratis, me dije, ¡Esto sí que no tiene precio!
Regresando a Lágrimas en la lluvia, primero debo confesar que la ciencia ficción no es mi género favorito, en ninguna de sus representaciones. Cuando empecé a leer la novela me di cuenta que hacía años cuando yo no tenía idea de quién era Rosa Montero, había leído al menos más de dos capítulos de esta misma novela, y no continué solo por hecho de que era ciencia ficción. Al percatarme ahora de esta casualidad me dije, ni modo, es Rosa Montero debo seguir leyendo y darle una oportunidad a la historia. No me arrepiento, el argumento me atrapó, igual que me atrapó Bruna Husky, la detective androide, resultó ser más humana que cualquiera de los personajes de esta obra, yo podía sentir sus emociones, su temor a la muerte, pero sobre todo su enorme deseo de vivir con la longevidad de un humano, esa rep no entendía que todos estamos pendiendo de un hilo mortífero a diario, es imposible saber cuanto tiempo nos queda de vida. Encuentras entre estas páginas acción, suspenso, pasión, y esa sensación permanente de que alguien te espía, no puedes confiar en nadie, ni en tu propia sombra, aún así ella siempre hablaba de más, esto me parecía gracioso, tan gracioso como la escena cuando despierta y se da cuenta que ha dormido con un bicho. ¡Que bajo ha caído!
Por momentos me detenía a pensar que toda esta trama podría ser una visión futurista de la autora, al igual que aquella novela de los años 80 Ojos en la oscuridad donde el autor imaginó, de una manera tan clara y profética, una Pandamia a causa de un virus llamado Wuhan- 400 o sea el Covid-19 que hoy en día nos tenía a todos confinados. ¡Que cerca estábamos de esta nueva profecía! Ya existía el robot Sofía. En nuestra actual historia de supervivencia, las diferencias nos estaban dividiendo de una manera voraz, las religiones en lugar de acercarnos nos alejaban, los líderes con hambre de poder terminaban aplastando a todo aquel que piense distinto a los movimientos o sus partidos.
Volví a a mirar la portada de la novela y sentí escalofríos cuando leí al final:
El futuro en tus manos.
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