sábado, 30 de mayo de 2020

UN SÁBADO ESPECIAL



Sábado 30 de mayo de 2020, sin duda un sábado especial para recordar. Nos levantamos temprano y cosa rara en mi, sentí deseos de ejercitarme, nunca lo hago los fines de semanas. Mientras tomaba mi café me decidí, lo haría. Rápidamente preparé el espacio. Mi esposo aprovecharía para ir al supermercado por unas cuantos productos que necesitábamos. Mi hija al verme muy entusiasmada preparando todo para la rutina, decidió hacerla conmigo. Me conecté al vivo en YouTube y nos pusimos a hacer nuestros ejercicios con Fausto Murillo. Intenso para ser sábado pensé,  yo tenía más resistencia, estaba acostumbrada a sus rutinas,  pero mi hija no, así que hizo una buena parte y luego buscó su Mini Ipad, puso música y se empezó a bailar. Yo pude terminar a duras penas, estaba agotada de las clases de la semana, me dolían hasta las uñas. Al finalizar, me sentí feliz, y llena de energía, primera vez en la vida que hago ejercicio un fin de semana. ¡Cosas de cuarentena!

Justo a tiempo terminé y pude unirme al  Rosario por el fin de la pandemia presidido por el Papa Francisco desde la réplica de la gruta de Lourdes, en los Jardines Vaticanos, rezar me llenó de paz y alegría, sobre todo en estos momentos en que el mundo necesita tanto  de la misericordia de Dios. Fue muy lindo, al final el Papa dio unas palabras en español para la comunidad habla hispana. Me sacó una sonrisa. 

Después del almuerzo todos nos preparamos  para ver el lanzamiento del cohete Falcon 9 de la empresa  SpaceX, a medida que se acortaba el tiempo para el despesque, yo sentía una emoción, más bien nerviosismo, solo de imaginarme ahí en esa cápsula que me mandaría al espacio exterior. Los astronautas lucían tranquilos. Me dije:  ¡Jamás viajaré al espacio, moriría antes del lanzamiento!. Me aterran los espacios pequeños y encerrados.

Mientras esperábamos por el histórico momento por CNN podíamos ver el sinnúmero de protestas en Estados Unidos, miles de personas en las calles, unos con mascarillas  otros sin nada, sentí un tufo a muerte paseándose entre ellos, el Covid19 estaba ahí, Dios los guarde. Estaban protestando contra el racismo, gritaban como consiga #BLACKLIVEMATTER pero se exponían de tal manera que parecía que ni su propia vida  les interesaba. Todas las vidas son importantes, negras o blancas.

Vimos paso a paso el despegue del cohete y como se fueron desprendiendo algunas partes una vez consumido el combustible, todo bien calculado, hasta que la Crew Dragon de  agencia SpaceX de Elon Musk siguió su curso hacia  a la estación Internacional de la NASA.

Pasada la emoción del lanzamiento los niños subieron a jugar y yo seguí con la lectura de El Peso del Corazón, de Rosa Montero, tenía varios días leyendo, pero no me había enganchado tanto, así que el ritmo de lectura ha sido un poco lento. Me preparé un té, y empecé a leer. La tarde estaba envejeciendo y unas chispitas de agua se colaban por mi ventana llegando hasta mi cara, las sentía como pullitas de caricias. ¡Que relajante!Un manto espeso y blanco de lluvia cubrió con fuerza la ciudad. Yo estaba más que feliz, amo los días lluviosos sobre todo cuando tengo un  libro entre mis manos. Mi esposo a mi lado trabajaba en su computadora. La compañía perfecta!

Más temprano había pedido unos postres a una vecina que tiene una Pastelería.  Estaba metida en los enredos de la detective Bruna cuando me avisó que podía ir a buscarlos a su apartamento. La chica que trabaja en casa fue por ellos. Cuando vi las delicias me arrepentí de haber tomado el té tan temprano, era perfecto para acompañar mi flan o quesillo como le dicen los venezolanos. Los niños bajaron por sus postres y rápidamente todo desapareció. 

Me puse a  revisar mi celular y vi un anuncio que nos había enviado una amiga, emprendedora, empresaria, estaba promocionando sus productos, tequeños, empanadas, pastelitos, este no era su negocio,  pero estaba reinventándose en medio de la pandemia.  Ya le habíamos comprado antes y todo estaba delicioso. Le hice un pedido de empanadas y quedamos en que me las haría llegar y así fue. Lo bello de este pedido, además de lo bien que se veían las empanadas,  fue la notita, una cartita diría mi hija, que me escribió de su puño y letra.  "Un abrazo a la distancia.  Gracias." Me alegró tanto recibirla, y recordé que hacía mucho tiempo que nos vemos, a pesar de vivir cerca, por el confinamiento, pero el cariño sigue intacto entre nosotras. Somos un grupo de seis bellas mujeres, por dentro y por fuera, acostumbradas a reunirnos frecuentemente. Las últimas conversaciones han sido por Zoom o videos llamadas, gracias a Dios teníamos esta opción. Que más se podía pedir? Tenía tanto que agradecer en un solo día.  Me sentí infinitamente bendecida. 

Que bello es transformar con palabras un simple pedazo de papel en un abrazo, en una muestra sincera de agradecimiento y amistad. El poder de las palabras es infinito, tan infinito como el alcance que tienen,  cuando son escritas desde el corazón.

Minnie Flores 








viernes, 29 de mayo de 2020

ARDE EL CORAZÓN DEL MUNDO






En estos últimos días de mayo el mundo anda más que revuelto. Por un lado la inconsciencia colectiva, pareciera que  aún no han entendido  el peligro que representa el Covid-19. Me he quedado de una pieza al ver las playas en Estados Unidas repletas, mientras los cuartos fríos, de ese mismo país,  también repletos de aquellos que pasaron a mejor vida. Todo danzando a la vez, la vida y la muerte, al mismo tiempo.  

Sin lugar a  dudas la noticia triste y amarga de la semana a sido la muerte del señor George Floyd en Minneapolis en manos de un policía. El vídeo muestra la forma despiadada como el policía le  presiona el cuello con su rodilla mientras él permanece en el piso. Cuánta maldad en los corazones de los seres humanos. El mundo vio como  el hombre repetía, más bien suplicaba,  que lo dejara porque no podía respirar y nadie hizo nada, y me refiero a los compañeros del policía que permanecían observando como si fuese algo normal. ¿Cómo es que ninguno fue capaz de decirle, ya déjalo?  No existía  la posibilidad de que se escapara, estaba  esposado, desarmado, e inmovilizado en el suelo.  Pero no, era un negro, delincuente y además criminal, de seguro eso era lo que pasaba por la mente de los policías. ¡Cuanto odio, racismo puro!  Si el señor cometió o no un delito ahora es irrelevante, además ya no está.

La gente indignada, especialmente los de la comunidad negra, han salido a la calle  por tres  días consecutivos a protestar contra la discriminación racial. Como resultado, saqueos, incendios y daños comerciales. El  gobierno ha tenido que desplegar la guardia nacional porque la ciudad arde,  como  también la indignación arde en  el corazón del  mundo entero. 

Triste realidad, además cruel. ¿Qué nos está pasando? Parece que la pandemía no ha sacado lo mejor de muchos, como apostábamos al principio viendo tantos vídeos y reflexiones sobre la vida, disfrutar y apreciar lo que realmente era importante. Pensé que las  personas habían entendido los frágiles que somos y lo poco que necesitamos, pero lo mucho que nos necesitamos los unos a los otros para vivir en paz. 

martes, 26 de mayo de 2020

LAS NUBES


Las nubes son 
las más coquetas del firmamento, 
bailan con el viento, 
se visten con telas de flores y 
 se disfrazan de animales, 
se mueven con gracia de un lugar a 
otro y nos alegran los días.

Son suaves y calmas
bajan a besar la tierra, 
suben y se besan entre ellas.

Son  románticas y armoniosas, 
dan ganas de abrazarlas
y cobijarse con su manto de algodón 
para acompañar nuestros sueños.

No me canso de mirar a lo alto, 
y verlas sonreír en los días de sol,
acariciarse, rozarse y tocarse el corazón.

Son pretenciosas y sensibles, 
en sus días grises gritan y  retumban, 
al sentirse ignoradas, 
es un llamado de atención, 
quieren nuestra compañía, 
lloran sin parar, a cántaros, 
y sus  cantos nostálgicos 
nos llevan a refugiarnos, 
a contemplar desde la ventana su tristeza,
y solo basta una mirada nuestra
para hacerlas sonreír, 
se tornan claras, blancas y
se visten de flores,  y 
se disfrazan de animales,
bailan, se besan, nos besan
y desde lo alto con su abrazo 
de colores  nos tocan el alma
y nos hacen sonreír.



MARIPOSA



Quiero volver a leerme y sonreír,
quiero crear memorias que hablen
de lo soy y de  lo que fui,
quiero aprender a resignarme sonriendo,
 y no llorando o quejándome.

No quiero parecer la víctima,
ni mucho menos serlo,
acepto que soy frágil y vulnerable,
que tengo miedos escondidos en el alma,
y el coraje,  que jamás pudieran imaginar,
también se anida en este mismo lugar.


Tengo la cabeza llena de historias,
propias e inventadas,
han nacido de una palabra,
o del gesto de un desconocido,
les he dado vida con las
suposiciones de mi mente,
el criadero de mis frustraciones,
y nostalgias infinitas.

Ni yo entiendo porque escribo
ni de donde salen tantas mariposas,
letras y poesías,
revoloteando por doquier,
dudo de mis propias creaciones
y en el momento preciso descubro
que nunca somos los mismos,
mutamos según los días
y las lunas.
Abro mis alas y vuelo.


DÍAS GRISES


No todos los días son iguales, aunque lo parezcan. Están esos brillantes allá afuera, a los ojos de los demás,  y oscuros y tristes  acá dentro. Te cansas de mirar por la ventana  buscando el arcoiris y te asustan las nubes negras que afanadas parecen apoderarse del cielo. Entonces te llenas de un silencio
profundo, y se abre un espacio en tu corazón,  recurres al que siempre está ahí para abrirte un paraguas y cubrirte de tu propia lluvia. Lo llamas y él corre a tu encuentro.
Es Jesús eterno amigo y compañero de  quien le abre las puertas del alma.
Ese que  caminó  sobre el agua, camina sobre tus heridas y las sana.
Ese que calmó la tormenta, calma las nubes negras de mente y te regala un sol radiante de buenas ideas y pensamientos amorosos.
Es así de noble  y compasivo porque el también sabe de silencios y de días grises.
El sabe de consolación.

Minnie Flores



QUÉDATE






Te seguí por los valles,
por caminos inciertos
y fue cerrando mis ojos,
cuando te pude ver
y te sentí muy dentro.

Quiero quedarme así,
 en ti, y solo te pido,
 quédate, quédate en mi.
Quédate.

No puede darme el mundo
el  gozo y la alegría de vivir,
por más que lo parezca
yo sin ti no soy feliz.

No hay nada que supere este amor,
 puro y santo,
que tu me das señor.


Minnie Flores





UN AMOR ASÍ



¡Que hermoso debe ser,
que te amen loca,
malcriada  y
hasta paranoica!

Que te amen completa,
sin condiciones, ni excepciones,
con un amor tan decidido
que aunque la que falles seas tú,
que aunque la equivocada seas tú,
se desvivan a diario
por hacerte sonreír y
complacerte,  porque
han decido amarte en tu totalidad
y no por partes.

Minie Flores.









LÁGRIMAS EN LA LLUVIA


Acabo de terminar de leer Lágrimas en la lluvia, novela de la autora española Rosa Montero. A ésta autora la conocí y me atrapó  con La ridícula idea de no volver a verte, obra magistral, que leí gracias  a la recomendación de una muy buena amiga. Desde aquel primer encuentro con la las letras de Montero sentí una gran admiración por su talento y creció mi  deseo por leerla más. Así que desde entonces, más de dos años, he devorado todo lo que lleva su nombre, además de seguirla en sus redes sociales, donde descubrí que es un gran ser humano. 

 Como me gusta escribir, el año pasado tomé en Editorial Cursiva un taller virtual  de Escritura Creativa con Rosa Montero, sinceramente no era lo que esperaba pues pensé que habría  más interacción con la autora,  pero no fue así, todas las clases eran gravadas. En las mismas  te hablaba del oficio de escribir,  daba algunas de sus técnicas, comentaba sobre su experiencia y nos dejaba una tarea, que jamás revisaron, al menos no las mías. Aún así fue una buena experiencia, la sentí cerca y  aprendí claramente la diferencia entre contar y narrar, mi gran falla, así que valió la pena.  Después de ver durante la cuarentena a  la autora en vivo en Facebook y gratis, me dije, ¡Esto sí que no tiene precio!

Regresando a Lágrimas en la lluvia, primero debo confesar que la ciencia ficción no es mi género favorito, en ninguna de sus representaciones. Cuando empecé a leer la novela me di cuenta que hacía años cuando yo  no tenía idea de quién era Rosa Montero, había leído al menos más de dos capítulos de esta misma novela, y no continué solo por hecho de que era ciencia ficción.  Al percatarme ahora  de esta casualidad me dije, ni modo, es Rosa Montero debo seguir leyendo y darle una oportunidad a la historia. No me arrepiento, el argumento me atrapó, igual que me atrapó Bruna Husky, la detective androide, resultó ser más humana que cualquiera de los personajes de esta obra, yo podía sentir sus emociones, su temor a la muerte, pero sobre todo  su enorme deseo de vivir con la longevidad de un humano, esa rep  no entendía que todos estamos pendiendo de un hilo mortífero a diario, es imposible saber cuanto tiempo nos queda de vida. Encuentras entre estas páginas acción, suspenso, pasión, y esa sensación permanente de que alguien te espía, no puedes confiar en nadie, ni en tu propia sombra, aún así ella siempre hablaba de más, esto me parecía gracioso, tan gracioso como la escena cuando despierta y se da cuenta que ha dormido con un bicho. ¡Que bajo ha caído!

Por momentos me  detenía a pensar que toda esta trama podría ser una visión futurista de la autora, al igual que aquella novela de los años 80  Ojos en la oscuridad  donde el autor imaginó, de  una manera tan clara y profética, una Pandamia a causa de un virus llamado Wuhan- 400 o sea el Covid-19 que  hoy en día nos tenía a todos confinados.  ¡Que cerca estábamos de esta nueva profecía!  Ya existía el robot Sofía.  En nuestra actual  historia de supervivencia, las diferencias nos estaban dividiendo de una manera voraz, las religiones en lugar de acercarnos nos alejaban, los líderes con hambre de poder terminaban aplastando a todo aquel que piense distinto a los movimientos o sus partidos. 

Volví a a mirar la portada de la novela y sentí escalofríos cuando leí al final:

El futuro en tus manos. 






lunes, 25 de mayo de 2020

UN DÍA A LA VEZ




Ya sabía que el trabajo de ama de casa no tenía fin. Soy de las personas que necesito tener todo limpio y ordenado.  Hace un par de años me quedé sin ayuda en casa por más de dos meses, con dos niños pequeños que al regresar de la escuela tenían varias actividades extracurriculares, y no faltaron a ninguna de esas clases. Mi esposo por su trabajo no tenía tiempo para ayudar en ningún tipo de oficio, pero yo, mamá,  podía tenerlo todo listo y además  estar lista para salir corriendo y estar a tiempo en cada actividad.  Fue muy pesado, pero tocaba y lo hacía con gusto y sin quejas. Pensaba en mi mamá que crió a sus cinco hijas sola y sin ningún tipo de ayuda. 

Gracias a Dios en todos estos días de cuarentena la chica que trabaja en casa se ha quedado con nosotros todo el tiempo, y ha salido cada mes. Y este fin de semana tenía su merecida salida. Debo agregar que es como parte de nuestra familia, le tenemos un gran cariño y aprecio, y todas las consideraciones que se merece. Es servicial, hacendosa y muy responsable.

Lunes 25 de mayo de 2020.

 Me levanté a las 6:10 a.m. a preparar el desayuno a los niños que tenían sus clases virtuales a las 8:00 a.m. Para aprovechar el tiempo mientras bajaban, busqué toda la ropa sucia que había del fin de semana para ponerla  a lavar, parecía que no se lavaba en semanas. ¡De dónde salió tanta! Puse la lavadora después de clasificar colores y texturas, lo usual. La máquina empezó a hacer su trabajo, en eso bajaron los niños y el desayuno ya estaba listo. Nada complicado,  yogourt griego, miel de agave, nueces, granola y canela. Salchichitas de lata, no las comen usualmente, solo cuando quiero hacerles algo rápido. Una rodaja de pan tostado con un toque de mantequilla ghee, y unos cuadritos de manzana. Agua para los dos. Comieron, agradecieron y subieron a prepararse para sus clases.

Decidí hacerme un café en mi máquina,  ya tenía lo tenía listo, en eso  bajó mi esposo y le pregunté si quería uno para despertarse antes de hacer sus ejercicios. Me respondió que sí, así que le dí el mío. Yo ya había bajado lista con mi ropa de hacer ejercicio, todas las mañanas en estos días de cuarentena que no puedo ir al gym, hago la rutina en vivo con Fausto Murillo a las 8:30 a.m. ¡Excelente!

Recordé que debía organizar el almuerzo, saqué una entraña, unas yucas, además  un hígado de res para mi. ¡Me encanta! Saqué todo esto de la nevera para que se fuera descongelando. Sentí que faltaba algo, así que puse a cocinar unas lentejas, a mis hijos les encanta. Todo en marcha. Miré hacia la lavandería y vi una  ropa que había lavado el sábado, debía doblar y ubicar todo en cada cuarto. Wao, ahora sí me pregunté de donde salía tanta ropa, sólo había pasado un día sin lavar, el domingo. Bueno, manos a la obra me dije.

Organicé toda la ropa y la ubique en su lugar. Mi casa tiene doble altura así que ya estaba calentando para mi rutina, subiendo y bajando las escaleras. Cuando subí la ropa vi que por bajar rápido  no había arreglado la cama, así que de inmediato la arreglé. !Lista, perfecto!

Ya casi eran las 8:15 a.m. Me preparé mi café y una bebida de Vivri, Power Me, que tomo durante el entrenamiento me da energía y me hidrata.  En eso que saqué el mat, las pesitas y la toalla, escuché que la lavadora había parado.  Así que me apresuré y dejé la ropa en la secadora antes de iniciar la rutina de ejercicios.

En un receso del entrenamiento me percaté que la secadora no estaba haciendo ningún ruido, me asomé y en efecto estaba apagada. Dudé en ese momento si en verdad la había encendido. No tengo buena memoria, menos cuando estoy apurada. Ahora, consciente y presente la  encendí, y salí corriendo a seguir con mi rutina. Estaba empapada de pies a cabeza, hoy tocaba hacer glúteos, y piernas. ¡OMG! ¡Que fuerte máquinas! Como dice Fausto.

 Casi estábamos por terminar la clase del día cuando mi esposo bajó, le pregunté si ya había terminado su rutina, me dijo que no,  aún le faltaban 20 minutos. Nuevamente me percaté que la secadora no estaba haciendo ruido, fui a  revisar y estaba apagada. Algo pasaba, traté de encenderla y no arrancaba. Se había dañado. Traté de recordar si tenía algún contacto de técnicos autorizados, pero los que tenía al parecer habían cambiado sus teléfonos. Bueno después revisaría, debía continuar con mis ejercicios.

Finalmente terminamos, estaba agotada y más que sudada. Eran las 9:50 a.m. Justo en ese momento bajó mi esposo a desayunar, ya le  tenía un  salmón ahumado que había sacado más temprano, queso cocottage y unas sanísimas que son unas galletas de maíz bien ricas. Y además le hice un licuado con una piña que tenía congelada.
Yo comí, salmón y queso cottage  https://es.wikipedia.org/wiki/Cottage_(queso)
Después de  hacer  los ejercicios no me daba mucha hambre.

Ya casi estaban listas las lentejas. Me puse a sacar la ropa que tenía en la secadora, estaba mojada, y empecé a colgarla por toda la lavandería, por suerte hacía calor y el sol estaba en su punto. En eso se me hicieron casi las 11:00, así que empecé a organizar el almuerzo. Limpié la entraña y le puse sal, de modo que solo tuviera que ponerla en la parrilla cuando fuera a cocinarla. Limpié una lechuga y unos tomates para la ensalada. Y puse agua para hervir la yuca. Pensé en subir y bañarme, pero aún no había limpiado los cuartos, quería barrer y trapear, solo eso y ordenar un poco. Vi la hora y supe que tendría tiempo, subí corriendo armada con un trapeador, recogedor, trapos y desinfectante. Empecé por mi cuarto, recogí la basura del baño, y coloqué bolsitas limpias. Limpie los lavamanos, barrí, y trapee todo. Igual operación en el cuarto de mi hijo y mi hija, pasillos, y escaleras. En eso mi hijo me dice mamá tenía  hambre, me apresuré, y a las 12:30  había terminado, ya estaba lista para hacer el almuerzo.
Las yucas estaban listas, las había dejado cociendo antes de subir.
Puse la entraña y en menos de 15 minutos todo estaba listo. Hasta mi hígado encebollado.
Serví y comimos juntos, el primero en terminar fue mi esposo, comió rápido, había tenido dos consultas virtuales después del desayuno, y debía ir al hospital a ver a otro paciente. Se fue enseguida.
Los niños terminaron, dijeron te amo mamá gracias, estaba todo rico,  y subieron, la niña a terminar sus tareas y el niño a jugar.
Mientras terminaba de comer la ensalada, sola,  observé todo el trastero que tenía por  recoger, la cocina sucia, llena de grasa por la entraña, el piso lleno de migas, y me dije ahora que es que empiezo a limpiar. Ya era la 1:30 p.m.

Recogí y fregué todo, no quise usar el lavaplatos, y limpie la estufa. Barrí y trapee la cocina. Todo quedó impecable como si nadie hubiese pasado por ahí.

Eran las 2:30 p.m cuando subí a mi cuarto. Me sentía agotada, ya me pesaban los años, y la falta de costumbre en estos quehaceres. Puse el aire, mi difusor de aceites esenciales  y entré a bañarme. Me tomé mi tiempo en el baño, dejé que el agua caliente cayera abundantemente sobre mis hombros que estaban tensos.

Salí y me acosté un rato y me puse la bolsa caliente en la espalda, sentía dolor y tensión,  mientras rezaba la divina misericordia en vivo desde Youtube,  ya eran las 3:00 p.m tengo una alarma, para rezarla todos los días. Me sentí tan bien, feliz y agradecida. Luego recé un rosario al sagrado corazón de Jesús. Y luego me dormí. Desperté a las 4:45 p.m. Recordé que había dejado unas toallas en la lavadora, bajé a colgarlas y aproveché para ver si la pechuga que había sacado para la cena ya se había descongelado. Todavía le faltaba un poco. En eso que iba saliendo de la cocina, miré hacia el microondas y vi el vidrio empañado con algo de grasa, se notaban unos  deditos marcados, tomé un trapo y un limpia-grasas  y procedí a limpiarlo, quedó reluciente.

Volví a mi cuarto, me dieron ganas de recordar este día, así que busqué la computadora y empecé a escribir. Redacté toda esta entrada, tuve que parar para bajar a hacer la cena, ya eran las 6:30 p.m. La hora me indicaba que mi esposo estaba por llegar, había ido a recoger a la chica que trabajaba en casa ya le tocaba regresar, gracias a Dios, había salido el viernes en la tarde.

En lo que sazoné la pechuga con culantro, ajo y sal, empezó a caer un torrencial aguacero, quise saber si ya estaban cerca, todo estaba blanco y no se veía bien. No es bueno conducir así, llamé a la chica y me dijo que ya estaban llegando. ¡Que bueno! La lluvia, el cansancio y la noche me dieron ganas de tomarme una copita de vino, busqué en nuestro bar una botella de vino blanco y me serví una copa. Encendí una vela aromática. Las pechugas estaban listas.

Mi esposo llegó corriendo, tenía una conferencia  a las 7:00 p.m. Le pregunté si iba a cenar de una vez, me dijo que sí. Subió a bañarse y dejó los zapatos y la ropa de hospital abajo. Desinfecté los zapatos y puse la ropa a lavar en agua caliente de inmediato.

La chica empezó a ayudarme a terminar la cena, y a fregar, me había traído guanábanas de la casa de su prima. Me contó que  la había pasado muy bien allá con su sobrina, que es casi su hija. Bueno, pero el deber la llamaba, le tocaba regresar,  era su trabajo, y gracias a Dios tenía uno aunque fuera el más difícil de todos, ese que no tenía fin. ¡Y yo sí que lo sabía!

Los niños y mi esposo cenaron. Saqué la ropa de mi esposo recién lavada y la colgué. Me serví otra copa de vino blanco y subí a terminar mi entrada. Ya eran las 9:00 p.m.

Mi esposo terminó su conferencia, y vino a decirme que al día siguiente debía  ir temprano a la  casa de su mamá para ayudarla a subir al transporte que la llevaría  a su quimioterapia. Este era un nuevo servicio para personas discapacitadas o con problemas de movilidad, como era el caso de mi suegra.  Aproveché y le conté el asunto de la secadora y que al día siguiente vendría un  técnico a revisarla  ¡Bendito Dios! Y me preguntó, ¿llamaste a la administración para avisar que vendrá?, ¿Traerá mascarilla? Le respondí que no, se me había olvidado, además había estado ocupada todo el día, y apenas a las 4:00 p.m. fue que  confirmó  que vendría.  No me acordé de la administración, ni de la mascarilla, ni que estábamos en tiempo de Covid-19. Yo solo quería reparar mi máquina. Él respondió:  mañana temprano avisaré a la administración, sino no lo dejarán pasar.
 OMG! Su tono de voz me  sonó, a regaño. A un, ¡que olvidadiza eres!
Relajada, seguí disfrutando mi copa de vino. Un día a la vez, me dije.

Y así terminó mi día gracias a Dios.








domingo, 24 de mayo de 2020

Nuestra Cuarentena Covid-2019 Panamá





Nuestra cuarentena  ha sido discreta, llena de momentos memorables y sin muchos ruidos hacia afuera, pero bulliciosa entre las cuatro paredes de nuestro hogar. Risas, cafés, ejercicios, recetas, juegos con los niños, cenas románticas, conciertos, baile, y hasta lágrimas.  He tomado muchísimas fotos, soy de las que todavía  imprimo y hago mis álbumes  a la antigua. ¡Me encanta hacerlo! No he compartido casi imágenes en las redes, no critico a quienes publican sus platillos y actividades a diario, pero  no me nacía hacerlo, en esta ocasión sentía que éstas vivencias nos pertenecían, más que nunca,  a nuestro entorno íntimo y familiar.  Somos una familia unida, acostumbrados a estar juntos, pero nunca habíamos pasado tanto tiempo disfrutándonos sin prisas como lo hicimos en este confinamiento. 

Tenemos la bendición de vivir en un apartamento grande,  espacioso,  con terraza al aire libre, donde podemos ver en las noches, la luna y las estrellas,  la ciudad dormida y  silenciosa,  y en  el día el verdor del Parque Omar, el mar, y una gran parte de la ciudad, nuestro hogar es cómodo y confortable. 

Para nosotros la  cuarentena empezó voluntariamente, al menos para los niños y para mi,  desde el 11 de marzo de 2020, mi esposo es  médico cirujano de columna y aunque no estaba al frente en línea de batalla, igual debía ir a la clínica por urgencias, y también hacía consultas virtuales desde casa. Antes de que decretaran cuarentena absoluta los niños y yo teníamos casi un mes sin salir, y una vez decretada solo salí para ir al supermercado, 4 veces en lo que va del  confinamiento.

Después de mes y medio de estar en casa mi hijo de 12 años  requería urgente un corte de cabello, y aprovechamos para llevarlo, a él y su a su hermanita,  a casa de la abuela, mi suegra,  ahí el  primo mayor le hizo el corte y  a pesar que no es experto le quedó bien. Pasaron un bello momento con su abuelita que estaba más que feliz de verlos y hasta hornearon un pastel. 

Una noche de abril escuchamos a nuestra hija de 10 años  gritar asustada, corrimos para ver que sucedía, resultó que una mariposa negra había entrado por alguna de las ventanas, ella les tiene terror. Su papá salió al rescate, fue un enfrentamiento fuerte, nosotros tres nos quedamos encerrados en nuestro cuarto y nos cubrimos con la sábana y él afuera combatiendo con el monstruo. Después de escuchar varios ruidos y corredera, él entró y nos dijo, la he vencido. Formamos una algarabía, y no parábamos de reírnos, la niña dijo: ¡Papi eres mi héroe!🥰 Esa noche y otras más, dormimos  juntos los cuatros️ y recordamos  aquellos momentos cuando de pequeñitos  casi nos tiraban de nuestra cama a media noche. 

Por primera vez en 16 años de casados, leímos el mismo libro, con Ardientes Fulgores de Gloria, de Juan David Morgan, una manera distinta de conocer nuestra historia. Mi esposo tenía el libro en papel  y yo en mi MiniIpad, en una semana lo terminamos y lo comentábamos a diario  mientras tomábamos un café en nuestra terraza. 

En cuanto a mi:
He escrito dos cuentos y varias poesías. 
Me puse el tinte yo misma porque las canas no me daban tregua, me costó un poquito, pero me quedó bien.
Tomé un curso virtual del Inac,  Escribe, Publica y Vende con Carlos Winter, preciso e interesante, se los recomiendo👌 https://www.youtube.com/watch?v=CIpbPMOpVi0&t=33s
Asistí a talleres en vivo con Rosa Montero, http://escritoras.com/escritoras/Rosa-Montero  mi autora favorita. 
Sembré  y coseché  culantro.
Me he ejercitado a diario con Fausto Murillo en vivo https://www.turbosteps.com/  y he sudado como nunca, ni siquiera en el gym era tan aplicada. 
He hablado, más que nunca, con mi madre y mis hermanas que están en Chitré.
A pesar de que tenía a la chica que trabaja en casa  algunos días me metí a la cocina  e hice Cinnamon Rolls, arroces, cremas y nuevas ensaladas, mi especialidad, ricas, variadas y saludables. Me gusta cocinar. 
Entre marzo y abril leí 5 libros:  Pedro Páramo, Orgullo y Prejuicio, Con ardientes Fulgores de gloria, Elogio a la lentitud y El Arte de ser feliz. Y ahorita entre manos Lágrimas en la lluvia, de Rosa Montero.
He bailado sola y también acompañada, con mi esposo y mi hijo.  
En Twitter, me he enojado e entristecido  leyendo la ignorancia, la falta de respeto y empatía de mucha gente. ¡Que poco importan los demás!
En Facebook, me hice varias  preguntas ¿realidad, fantasía  o apariencias?
Con algunos memes me reí y otros me parecieron crueles. Para bien o para mal la creatividad del ser humano no tiene límites! 
Con los noticieros me abrumé, compadecí  y hasta lloré viendo la cantidad de muertos y las   imágenes de los  hospitales colapsados en el mundo. 
He visto un par de películas en Netflix, mis favoritas son  las basadas en libros de Literatura Inglesa, y novelas de  Jane Austen, Las Hermanas Brontë etc, las  series no son lo mío. 
Abandoné las redes y las noticias  por varios días para  reencontrarme con algunos libros que ya había leído.
Me gocé la  serenata en vivo para las madres de Marco Antonio Solís,https://www.youtube.com/watch?v=D2sA3fYCZao  y disfruté el en vivo con Juanes y Fonseca,  pero el artista ganador de  nuestra cuarentena a sido Omar Alfano, este señor con su música vive y hasta ha viajado con nosotros, nuestros  hijos desde pequeñitos cantan y bailan  sus canciones, la favorita de mi niño grande es Verano en Estambul. En la cara de la luna siempre me saca las lágrimas, que canción tan desgarradora, bella y profunda. Un hombre enamorado https://www.youtube.com/watch?v=adz2ypa294w es la favorita de mi esposo, y por supuesto la mía. Hemos estado en primera fila en  cada en vivo que ha realizado  y  nos hemos  sentido en un  ambiente de fiesta, amor, familia y alegría. 

A pesar de tantas actividades y camaradería, no todo ha sido color de rosa para mi, en algún momento (pocos gracias a Dios) también he llorado, me he sentido sola,  perdida en mi propia casa, mi hija ha  tenido que usar mi computadora, y mi estudio es  su salón de clases, mi esposo ha convertido el den en  el gym familiar, y mi hijo ha usado su  cuarto como salón de clases en las mañanas y en las tardes como área de juegos con sus amigos y yo como una pieza de rompecabezas colgada en el aire, melancólica, buscando donde encajar, algunas veces en la cocina, otras en la sala, y así deambulando con mis hormonas nostálgicas por cada rincón se me pasaron algunas mañanas sin darme cuenta. No todos los día me he sentido feliz, con o sin motivos, he tenido mis momentos de tristeza y  frustración. 

Lo demás datos, fechas y medidas de la cuarentena en mi país son públicos  basta con buscar cronología de cuarentena en Internet por país y aparece la información: ley seca, cierre de actividades comerciales, suspensión de clases, etc. 

Ya están empezando a reabrir ciertas actividades y comercios,  ahora nuestra seguridad depende de nuestro propio cuidado y responsabilidad. Si no somos capaces de proteger nuestro templo, nuestro cuerpo, y a los seres que más amamos estamos en serios problemas.

Minnie Flores 




lunes, 18 de mayo de 2020

EL PODER DE LA MENTE

Siempre me ha interesado todo lo relacionado  con el poder de la mente y los pensamientos; buenos o malos  tienen igual intensidad,  con la diferencia que los primeros nos causan bienestar y felicidad y los segundos angustias y preocupaciones anticipadas, lo que genera una carga de estrés y hasta  enfermedades.  

Debemos tener claro que los pensamientos negativos son hijos del  miedo, real o no, este es la raíz de todos nuestros males, pues  desencadenan una estampida de emociones incontrolables que terminan perjudicando nuestra salud. En cambio los pensamientos positivos o de amor de una manera milagrosa nos  sanan y liberan, nos dan confianza y seguridad en el mundo y en nosotros mismos.

Para dar un ejemplo claro, les comparto una experiencia reciente. Recibí  una llamada de una persona muy querida, familiar, para contarme que se había realizado la prueba del Covid-19, aun  sin tener síntomas relacionados a esta enfermedad estaba descartando estar infectada.  Desde hacía un par de semanas tenía mucho dolor de espalda y en los brazos, y una amiga le comentó que dos conserjes de su edificio presentaron los mismos síntomas y al realizarse la prueba salieron positivo.

Ella ya venía angustiada porque además de los dolores que presentaba, también había notado  un bulto, una pequeña masa en el hombro, al principio pensó que sus dolores se debían a este descubrimiento, pero ya se había realizado un ultrasonido  y resultó que era una bolita de grasa encapsulada, nada serio.

Una manera de encontrar la causa de sus dolores y calmar su ansiedad fue realizarse la prueba del Covid-19. Por supuesto que le salió negativo.

Su mente no paraba de decirle que algo no estaba bien en su  cuerpo y de seguro debía ser algo grave y tenía que encontrar lo que era cuanto antes. Estaba pensando realizarse varias radiografías para encontrar la raíz de sus malestares. Trajo a colación que hacía siete años se colocó implantes de mamas y  me comentó que si descubría que esa era la causa de su dolor de espalda se las quitaría, no pude evitar reírme y hasta hicimos bromas de lo tanto que había sufrido con la cirugía, pero lo bien que le habían quedado  y lo feliz que estaba con sus niñas adoptadas, nos reímos a carcajadas. En tono serio le dije que de ninguna manera permitiría que cometiera esa locura, así que mejor buscará otra razón. 

Traté de calmarla, de hacerla ver que tenía muchas razones para presentar esos dolores, con la cuarentena absoluta trabajaba medio tiempo, así que pasaba mucho tiempo acostada viendo tv, o usando el celular, había subido de peso, las noticias del mundo no ayudaban para nada a tranquilizarnos, y era hasta normal el nivel de angustia en todos. Además ya no tenía 30 años, los huesos y los músculos no son los mismos a esa edad que a los cincuenta y tantos. En pocas palabras  le insinué  que eran  achaques de viejos, que debía tomar vitaminas, hacer ejercicios y cuidar sus pensamientos, pues el estrés la estaba afectando y lo peor era que no se daba cuenta. 

Las enfermedades y los dolores son reales, de eso no hay duda, pero debemos tener presente que nuestra actitud y nuestros pensamientos ayudan a sanar o a empeorar la situación, esto ha sido más que demostrado científicamente.  Nuestra salud emocional y hasta la física depende, aunque algunas personas no lo crean, de lo que vemos, escuchamos y pensamos a diario. Bien lo decía Louise Hay "Cada cosa que pensamos está dándole forma a nuestro futuro"

Así que a cuidar nuestro cuerpo con buena alimentación y ejercicio y nuestra mente con oración, frases y temas positivos.





viernes, 15 de mayo de 2020

TE RECUERDO, TE PIENSO Y TE QUIERO SIEMPRE FELIZ.


Nunca tuve dudas. Con fe y esperanza sabía que lo lograrías. ¡Y no me equivoqué! Nos dejas una gran lección querido primo Robertito. Tu entereza, tu positivismo y  tu gran sonrisa a pesar del dolor que pudieras sentir, es una muestra de tu gran y última victoria en este mundo. Al finalizar el año 2015, publicaste en tu facebook que había sido el mejor año de tu vida y que estabas agradecido por todas las bendiciones en tu vida. Admiré tu gran corazón. Ese fue justo  el año en qué regresó tu enfermedad y empezaste un largo calvario de dolor, cirugías y tratamientos.  Nunca te quejaste, ni reclamaste nada a nuestro creador, al contrario, tu fe se fortaleció aún más.
La última vez que te vi, te comenté que para mi era casi imposible conectarme con las tristezas. Y mucho menos ante una persona como tú. Siempre te pensaba feliz y sano. Viajando, sonriendo, disfrutando de la vida. Celebrando la vida. Así te seguiré pensando y recordando. Siempre sonriente.
 Cuando la mayoría lloraba y se angustiaba por tu inminente partida, tu seguías luchando y yo seguía creyendo que vencerías. Y efectivamente cada vez retoñaban más fuertes y hermosas tus esperanzas. Quién era yo, nosotros,  para rociar con tristeza tus deseos, tu gran amor por la vida. Yo me sumaba a tu positivismo, a tu buen ánimo. Sé que te fuiste, tranquilo y sereno en los brazos de mi querida prima. Escuchando y cantando canciones del señor. El te dio la  paz y serenidad que necesitabas en tu último viaje, directo al paraíso. Era tu momento.
De seguro Dios te recibió con sus brazos de luz para que puedas iluminar nuestros corazones marchitos con tu brillo eterno. 
¡Te recuerdo, te pienso y  te quiero siempre feliz!

Minnie Flores
Publicado el 19 de Julio de 22016 en memoria de mi primo Robertito.

martes, 12 de mayo de 2020

REUNIÓN DE PADRES PRIMER GRADO.


La escuela de mis hijos organizó una reunión para padres de primer grado. Los maestros de cada materia se presentarían y hablarían sobre el método de enseñanza que estaban utilizando. Entre los padres las  quejas estaban por todos lados y aún la reunión no había empezado. La mayoría coincidían en que no había buena comunicación por parte de  la escuela.  Demasiadas tareas y trabajos que hacer en casa de un día para otro. Sentían que ya  no tenían vida propia. No podían salir a pasear con sus hijos los fines de semana. No podían tenerlos en actividades extracurriculares por la gran cantidad de trabajos escolares.  Yo escuchaba callada porque no era mi caso. No tenía ningún problema con mi hija.
Una vez la reunión inició  las quejas se hicieron formales. Las personas que pedían la palabra era para comentar lo que no les gustaba, la mala organización, la falta de comunicación, el exceso de tareas y trabajos para hacer en casa. Hasta que una madre, amiga mía, se levantó y comentó que no era su caso. Era simplemente asunto de organización por parte de los padres. Todos teníamos responsabilidades y múltiples ocupaciones, pero organizándose todo se podía hacer. Comentó que ella hacia las tareas el fin de semana con sus hijos una vez que recibía la guía semanal. Que no era cierto que las tareas eran asignadas de un día para otro. Los niños que llevaban tareas a casa durante la semana era porque no la habían terminado en su horario de clase. Cada padre debía decidir si las hacia el fin de semana, o las hacían por día. Pero eso dependía de cada familia. Y el punto final que puso a la mayoría histéricos,  padres y madres, fue cuando dijo que para ella no eran demasiadas cosas. No sentía que estaban sobrecargando a los niños. Claro que tenían que dejarles tareas es parte de su formación, crearles un hábito de estudio. Están en primer grado y están aprendiendo a ser responsables, finalizó diciendo. 
Después que mi amiga terminó de hablar, muchas  mamás  pedían la palabra y  también algunos padres. Se levantó una señora que le faltó poco para llorar. Se notaba molesta.  Según ella le estaban robando la alegría a sus hijos, porque todo no era estudio, todo no era escuela, ya no podían ni jugar. Ni siquiera pensar en ir  a la playa o a comer fuera de casa, todo era estudio. Era excesivo. Y no estaba de acuerdo para nada con lo que acaba de decir mi amiga. Casi, casi la aplauden.
Fue entonces  cuando ya no pude más. Todos tenemos derecho a dar nuestra opinión y eso se respeta. Cada familia es un caso distinto. Pero usualmente noto que solo alzan la voz los que no están conformes. Los que se quejan. Los que sacan una lista enorme de lo que está mal. Los que estamos bien, callamos y escuchamos. No debe ser. Alcemos la voz, demos a conocer nuestro punto de vista, tenemos el mismo derecho de hacerlo.  Yo no tenia ningún problema con la escuela. Es más estaba muy satisfecha. Mis hijos estaban aprendiendo y eso lo veía día tras día. Nosotros somos el mejor termómetro para medir sus conocimientos. Pedí la palabra y dije que estaba de acuerdo con mi amiga. Que en nuestro caso, gracias a Dios todos los fines de semana nos íbamos para la playa, antes de irnos adelantábamos las tareas del lunes y martes. En ningún lugar decía que el fin de semana, dos días, tenían que hacerlo todo. Que para mí  la comunicación era buena. Mi hija traía sus cuadernos y libros, prácticamente no traía ninguna tarea extra en la semana. No tenia nada de que quejarme. Les aconsejé de dejar de estar viendo los grupos de chat de otros salones. Eso solo empeoraba las cosas. Que dejaran de comparar a las maestras. Y que me parecía que el material que estudiaban iba totalmente acorde con el grado, ya que varios  dijeron que la información era demasiado avanzada, para niños más grandes. No estuve de acuerdo.
Al parecer a mucha gente no le agradó mi comentario. Inclusive en el grupo de chat de mi salón al día siguiente una señora comentó de manera burlona que habían mamás que hasta se iban para la playa, y que sentían que todo estaba perfecto. Que de seguro estábamos en otra escuela. O que seguramente nuestros hijos eran unas lumbreras.
Cuando leí esto, no me molesté, solo reflexioné. Había caído en lo mismo. Hablé de más, así fuera algo bueno.  Me salí de contexto. No  debí decir lo de la playa, a nadie le interesa que hago o dejo de hacer. Aunque es cierto que lo hago. Cómo  me organizo para tener todo al día y vivir totalmente relajada y poder disfrutar de mi familia es asunto mio. También comprendí que vivimos historias distintas. Mientras yo no tengo un horario que cumplir y soy dueña de mi tiempo, la mayoría si. Viven tratando de ganarse la vida día a día, luchando, haciendo de tripas corazón con su tiempo. Llegan en la noche a sus casas, quizás cuando sus hijos ya duermen. Ese no es mi caso gracias a Dios. Yo siempre estoy ahí para ellos. Sentí  tristeza por la señora que me criticó y entendí que su vida es muy distinta a la mía. Lo supe por todo lo que escribía, su vida parecía un caos. Ni treinta horas al día le alcanzaría para todo lo que hacía. Pero jamás me tomo nada personal. Sus palabras irónicas no eran contra mi. Eran en  contra de  lo que yo disfruto, tiempo libre, y es lo que a ella le faltaba. Di gracias a Dios por mis todas mis bendiciones. Elevé una oración por el bienestar de ella, para que ojalá pudiera vivir menos estresada. Señores, por ahí leí que la gente se la pasa trabajando para ganarse la vida, cuando a la vida no hay nada que ganarle, a la vida hay que disfrutarla. No importa nuestro estatus social.  Si nos pasamos quejándonos de todo lo que no nos gusta estaremos cubriendo con un gran manto todo lo bueno que Dios nos regala con cada amanecer, y aunque esté ahí frente a nuestras narices  con esa forma de pensar y actuar, no las veremos jamás.

Minnie Flores
19 de junio de 2016