martes, 26 de mayo de 2020

UN AMOR ASÍ



¡Que hermoso debe ser,
que te amen loca,
malcriada  y
hasta paranoica!

Que te amen completa,
sin condiciones, ni excepciones,
con un amor tan decidido
que aunque la que falles seas tú,
que aunque la equivocada seas tú,
se desvivan a diario
por hacerte sonreír y
complacerte,  porque
han decido amarte en tu totalidad
y no por partes.

Minie Flores.









LÁGRIMAS EN LA LLUVIA


Acabo de terminar de leer Lágrimas en la lluvia, novela de la autora española Rosa Montero. A ésta autora la conocí y me atrapó  con La ridícula idea de no volver a verte, obra magistral, que leí gracias  a la recomendación de una muy buena amiga. Desde aquel primer encuentro con la las letras de Montero sentí una gran admiración por su talento y creció mi  deseo por leerla más. Así que desde entonces, más de dos años, he devorado todo lo que lleva su nombre, además de seguirla en sus redes sociales, donde descubrí que es un gran ser humano. 

 Como me gusta escribir, el año pasado tomé en Editorial Cursiva un taller virtual  de Escritura Creativa con Rosa Montero, sinceramente no era lo que esperaba pues pensé que habría  más interacción con la autora,  pero no fue así, todas las clases eran gravadas. En las mismas  te hablaba del oficio de escribir,  daba algunas de sus técnicas, comentaba sobre su experiencia y nos dejaba una tarea, que jamás revisaron, al menos no las mías. Aún así fue una buena experiencia, la sentí cerca y  aprendí claramente la diferencia entre contar y narrar, mi gran falla, así que valió la pena.  Después de ver durante la cuarentena a  la autora en vivo en Facebook y gratis, me dije, ¡Esto sí que no tiene precio!

Regresando a Lágrimas en la lluvia, primero debo confesar que la ciencia ficción no es mi género favorito, en ninguna de sus representaciones. Cuando empecé a leer la novela me di cuenta que hacía años cuando yo  no tenía idea de quién era Rosa Montero, había leído al menos más de dos capítulos de esta misma novela, y no continué solo por hecho de que era ciencia ficción.  Al percatarme ahora  de esta casualidad me dije, ni modo, es Rosa Montero debo seguir leyendo y darle una oportunidad a la historia. No me arrepiento, el argumento me atrapó, igual que me atrapó Bruna Husky, la detective androide, resultó ser más humana que cualquiera de los personajes de esta obra, yo podía sentir sus emociones, su temor a la muerte, pero sobre todo  su enorme deseo de vivir con la longevidad de un humano, esa rep  no entendía que todos estamos pendiendo de un hilo mortífero a diario, es imposible saber cuanto tiempo nos queda de vida. Encuentras entre estas páginas acción, suspenso, pasión, y esa sensación permanente de que alguien te espía, no puedes confiar en nadie, ni en tu propia sombra, aún así ella siempre hablaba de más, esto me parecía gracioso, tan gracioso como la escena cuando despierta y se da cuenta que ha dormido con un bicho. ¡Que bajo ha caído!

Por momentos me  detenía a pensar que toda esta trama podría ser una visión futurista de la autora, al igual que aquella novela de los años 80  Ojos en la oscuridad  donde el autor imaginó, de  una manera tan clara y profética, una Pandamia a causa de un virus llamado Wuhan- 400 o sea el Covid-19 que  hoy en día nos tenía a todos confinados.  ¡Que cerca estábamos de esta nueva profecía!  Ya existía el robot Sofía.  En nuestra actual  historia de supervivencia, las diferencias nos estaban dividiendo de una manera voraz, las religiones en lugar de acercarnos nos alejaban, los líderes con hambre de poder terminaban aplastando a todo aquel que piense distinto a los movimientos o sus partidos. 

Volví a a mirar la portada de la novela y sentí escalofríos cuando leí al final:

El futuro en tus manos. 






lunes, 25 de mayo de 2020

UN DÍA A LA VEZ




Ya sabía que el trabajo de ama de casa no tenía fin. Soy de las personas que necesito tener todo limpio y ordenado.  Hace un par de años me quedé sin ayuda en casa por más de dos meses, con dos niños pequeños que al regresar de la escuela tenían varias actividades extracurriculares, y no faltaron a ninguna de esas clases. Mi esposo por su trabajo no tenía tiempo para ayudar en ningún tipo de oficio, pero yo, mamá,  podía tenerlo todo listo y además  estar lista para salir corriendo y estar a tiempo en cada actividad.  Fue muy pesado, pero tocaba y lo hacía con gusto y sin quejas. Pensaba en mi mamá que crió a sus cinco hijas sola y sin ningún tipo de ayuda. 

Gracias a Dios en todos estos días de cuarentena la chica que trabaja en casa se ha quedado con nosotros todo el tiempo, y ha salido cada mes. Y este fin de semana tenía su merecida salida. Debo agregar que es como parte de nuestra familia, le tenemos un gran cariño y aprecio, y todas las consideraciones que se merece. Es servicial, hacendosa y muy responsable.

Lunes 25 de mayo de 2020.

 Me levanté a las 6:10 a.m. a preparar el desayuno a los niños que tenían sus clases virtuales a las 8:00 a.m. Para aprovechar el tiempo mientras bajaban, busqué toda la ropa sucia que había del fin de semana para ponerla  a lavar, parecía que no se lavaba en semanas. ¡De dónde salió tanta! Puse la lavadora después de clasificar colores y texturas, lo usual. La máquina empezó a hacer su trabajo, en eso bajaron los niños y el desayuno ya estaba listo. Nada complicado,  yogourt griego, miel de agave, nueces, granola y canela. Salchichitas de lata, no las comen usualmente, solo cuando quiero hacerles algo rápido. Una rodaja de pan tostado con un toque de mantequilla ghee, y unos cuadritos de manzana. Agua para los dos. Comieron, agradecieron y subieron a prepararse para sus clases.

Decidí hacerme un café en mi máquina,  ya tenía lo tenía listo, en eso  bajó mi esposo y le pregunté si quería uno para despertarse antes de hacer sus ejercicios. Me respondió que sí, así que le dí el mío. Yo ya había bajado lista con mi ropa de hacer ejercicio, todas las mañanas en estos días de cuarentena que no puedo ir al gym, hago la rutina en vivo con Fausto Murillo a las 8:30 a.m. ¡Excelente!

Recordé que debía organizar el almuerzo, saqué una entraña, unas yucas, además  un hígado de res para mi. ¡Me encanta! Saqué todo esto de la nevera para que se fuera descongelando. Sentí que faltaba algo, así que puse a cocinar unas lentejas, a mis hijos les encanta. Todo en marcha. Miré hacia la lavandería y vi una  ropa que había lavado el sábado, debía doblar y ubicar todo en cada cuarto. Wao, ahora sí me pregunté de donde salía tanta ropa, sólo había pasado un día sin lavar, el domingo. Bueno, manos a la obra me dije.

Organicé toda la ropa y la ubique en su lugar. Mi casa tiene doble altura así que ya estaba calentando para mi rutina, subiendo y bajando las escaleras. Cuando subí la ropa vi que por bajar rápido  no había arreglado la cama, así que de inmediato la arreglé. !Lista, perfecto!

Ya casi eran las 8:15 a.m. Me preparé mi café y una bebida de Vivri, Power Me, que tomo durante el entrenamiento me da energía y me hidrata.  En eso que saqué el mat, las pesitas y la toalla, escuché que la lavadora había parado.  Así que me apresuré y dejé la ropa en la secadora antes de iniciar la rutina de ejercicios.

En un receso del entrenamiento me percaté que la secadora no estaba haciendo ningún ruido, me asomé y en efecto estaba apagada. Dudé en ese momento si en verdad la había encendido. No tengo buena memoria, menos cuando estoy apurada. Ahora, consciente y presente la  encendí, y salí corriendo a seguir con mi rutina. Estaba empapada de pies a cabeza, hoy tocaba hacer glúteos, y piernas. ¡OMG! ¡Que fuerte máquinas! Como dice Fausto.

 Casi estábamos por terminar la clase del día cuando mi esposo bajó, le pregunté si ya había terminado su rutina, me dijo que no,  aún le faltaban 20 minutos. Nuevamente me percaté que la secadora no estaba haciendo ruido, fui a  revisar y estaba apagada. Algo pasaba, traté de encenderla y no arrancaba. Se había dañado. Traté de recordar si tenía algún contacto de técnicos autorizados, pero los que tenía al parecer habían cambiado sus teléfonos. Bueno después revisaría, debía continuar con mis ejercicios.

Finalmente terminamos, estaba agotada y más que sudada. Eran las 9:50 a.m. Justo en ese momento bajó mi esposo a desayunar, ya le  tenía un  salmón ahumado que había sacado más temprano, queso cocottage y unas sanísimas que son unas galletas de maíz bien ricas. Y además le hice un licuado con una piña que tenía congelada.
Yo comí, salmón y queso cottage  https://es.wikipedia.org/wiki/Cottage_(queso)
Después de  hacer  los ejercicios no me daba mucha hambre.

Ya casi estaban listas las lentejas. Me puse a sacar la ropa que tenía en la secadora, estaba mojada, y empecé a colgarla por toda la lavandería, por suerte hacía calor y el sol estaba en su punto. En eso se me hicieron casi las 11:00, así que empecé a organizar el almuerzo. Limpié la entraña y le puse sal, de modo que solo tuviera que ponerla en la parrilla cuando fuera a cocinarla. Limpié una lechuga y unos tomates para la ensalada. Y puse agua para hervir la yuca. Pensé en subir y bañarme, pero aún no había limpiado los cuartos, quería barrer y trapear, solo eso y ordenar un poco. Vi la hora y supe que tendría tiempo, subí corriendo armada con un trapeador, recogedor, trapos y desinfectante. Empecé por mi cuarto, recogí la basura del baño, y coloqué bolsitas limpias. Limpie los lavamanos, barrí, y trapee todo. Igual operación en el cuarto de mi hijo y mi hija, pasillos, y escaleras. En eso mi hijo me dice mamá tenía  hambre, me apresuré, y a las 12:30  había terminado, ya estaba lista para hacer el almuerzo.
Las yucas estaban listas, las había dejado cociendo antes de subir.
Puse la entraña y en menos de 15 minutos todo estaba listo. Hasta mi hígado encebollado.
Serví y comimos juntos, el primero en terminar fue mi esposo, comió rápido, había tenido dos consultas virtuales después del desayuno, y debía ir al hospital a ver a otro paciente. Se fue enseguida.
Los niños terminaron, dijeron te amo mamá gracias, estaba todo rico,  y subieron, la niña a terminar sus tareas y el niño a jugar.
Mientras terminaba de comer la ensalada, sola,  observé todo el trastero que tenía por  recoger, la cocina sucia, llena de grasa por la entraña, el piso lleno de migas, y me dije ahora que es que empiezo a limpiar. Ya era la 1:30 p.m.

Recogí y fregué todo, no quise usar el lavaplatos, y limpie la estufa. Barrí y trapee la cocina. Todo quedó impecable como si nadie hubiese pasado por ahí.

Eran las 2:30 p.m cuando subí a mi cuarto. Me sentía agotada, ya me pesaban los años, y la falta de costumbre en estos quehaceres. Puse el aire, mi difusor de aceites esenciales  y entré a bañarme. Me tomé mi tiempo en el baño, dejé que el agua caliente cayera abundantemente sobre mis hombros que estaban tensos.

Salí y me acosté un rato y me puse la bolsa caliente en la espalda, sentía dolor y tensión,  mientras rezaba la divina misericordia en vivo desde Youtube,  ya eran las 3:00 p.m tengo una alarma, para rezarla todos los días. Me sentí tan bien, feliz y agradecida. Luego recé un rosario al sagrado corazón de Jesús. Y luego me dormí. Desperté a las 4:45 p.m. Recordé que había dejado unas toallas en la lavadora, bajé a colgarlas y aproveché para ver si la pechuga que había sacado para la cena ya se había descongelado. Todavía le faltaba un poco. En eso que iba saliendo de la cocina, miré hacia el microondas y vi el vidrio empañado con algo de grasa, se notaban unos  deditos marcados, tomé un trapo y un limpia-grasas  y procedí a limpiarlo, quedó reluciente.

Volví a mi cuarto, me dieron ganas de recordar este día, así que busqué la computadora y empecé a escribir. Redacté toda esta entrada, tuve que parar para bajar a hacer la cena, ya eran las 6:30 p.m. La hora me indicaba que mi esposo estaba por llegar, había ido a recoger a la chica que trabajaba en casa ya le tocaba regresar, gracias a Dios, había salido el viernes en la tarde.

En lo que sazoné la pechuga con culantro, ajo y sal, empezó a caer un torrencial aguacero, quise saber si ya estaban cerca, todo estaba blanco y no se veía bien. No es bueno conducir así, llamé a la chica y me dijo que ya estaban llegando. ¡Que bueno! La lluvia, el cansancio y la noche me dieron ganas de tomarme una copita de vino, busqué en nuestro bar una botella de vino blanco y me serví una copa. Encendí una vela aromática. Las pechugas estaban listas.

Mi esposo llegó corriendo, tenía una conferencia  a las 7:00 p.m. Le pregunté si iba a cenar de una vez, me dijo que sí. Subió a bañarse y dejó los zapatos y la ropa de hospital abajo. Desinfecté los zapatos y puse la ropa a lavar en agua caliente de inmediato.

La chica empezó a ayudarme a terminar la cena, y a fregar, me había traído guanábanas de la casa de su prima. Me contó que  la había pasado muy bien allá con su sobrina, que es casi su hija. Bueno, pero el deber la llamaba, le tocaba regresar,  era su trabajo, y gracias a Dios tenía uno aunque fuera el más difícil de todos, ese que no tenía fin. ¡Y yo sí que lo sabía!

Los niños y mi esposo cenaron. Saqué la ropa de mi esposo recién lavada y la colgué. Me serví otra copa de vino blanco y subí a terminar mi entrada. Ya eran las 9:00 p.m.

Mi esposo terminó su conferencia, y vino a decirme que al día siguiente debía  ir temprano a la  casa de su mamá para ayudarla a subir al transporte que la llevaría  a su quimioterapia. Este era un nuevo servicio para personas discapacitadas o con problemas de movilidad, como era el caso de mi suegra.  Aproveché y le conté el asunto de la secadora y que al día siguiente vendría un  técnico a revisarla  ¡Bendito Dios! Y me preguntó, ¿llamaste a la administración para avisar que vendrá?, ¿Traerá mascarilla? Le respondí que no, se me había olvidado, además había estado ocupada todo el día, y apenas a las 4:00 p.m. fue que  confirmó  que vendría.  No me acordé de la administración, ni de la mascarilla, ni que estábamos en tiempo de Covid-19. Yo solo quería reparar mi máquina. Él respondió:  mañana temprano avisaré a la administración, sino no lo dejarán pasar.
 OMG! Su tono de voz me  sonó, a regaño. A un, ¡que olvidadiza eres!
Relajada, seguí disfrutando mi copa de vino. Un día a la vez, me dije.

Y así terminó mi día gracias a Dios.








domingo, 24 de mayo de 2020

Nuestra Cuarentena Covid-2019 Panamá





Nuestra cuarentena  ha sido discreta, llena de momentos memorables y sin muchos ruidos hacia afuera, pero bulliciosa entre las cuatro paredes de nuestro hogar. Risas, cafés, ejercicios, recetas, juegos con los niños, cenas románticas, conciertos, baile, y hasta lágrimas.  He tomado muchísimas fotos, soy de las que todavía  imprimo y hago mis álbumes  a la antigua. ¡Me encanta hacerlo! No he compartido casi imágenes en las redes, no critico a quienes publican sus platillos y actividades a diario, pero  no me nacía hacerlo, en esta ocasión sentía que éstas vivencias nos pertenecían, más que nunca,  a nuestro entorno íntimo y familiar.  Somos una familia unida, acostumbrados a estar juntos, pero nunca habíamos pasado tanto tiempo disfrutándonos sin prisas como lo hicimos en este confinamiento. 

Tenemos la bendición de vivir en un apartamento grande,  espacioso,  con terraza al aire libre, donde podemos ver en las noches, la luna y las estrellas,  la ciudad dormida y  silenciosa,  y en  el día el verdor del Parque Omar, el mar, y una gran parte de la ciudad, nuestro hogar es cómodo y confortable. 

Para nosotros la  cuarentena empezó voluntariamente, al menos para los niños y para mi,  desde el 11 de marzo de 2020, mi esposo es  médico cirujano de columna y aunque no estaba al frente en línea de batalla, igual debía ir a la clínica por urgencias, y también hacía consultas virtuales desde casa. Antes de que decretaran cuarentena absoluta los niños y yo teníamos casi un mes sin salir, y una vez decretada solo salí para ir al supermercado, 4 veces en lo que va del  confinamiento.

Después de mes y medio de estar en casa mi hijo de 12 años  requería urgente un corte de cabello, y aprovechamos para llevarlo, a él y su a su hermanita,  a casa de la abuela, mi suegra,  ahí el  primo mayor le hizo el corte y  a pesar que no es experto le quedó bien. Pasaron un bello momento con su abuelita que estaba más que feliz de verlos y hasta hornearon un pastel. 

Una noche de abril escuchamos a nuestra hija de 10 años  gritar asustada, corrimos para ver que sucedía, resultó que una mariposa negra había entrado por alguna de las ventanas, ella les tiene terror. Su papá salió al rescate, fue un enfrentamiento fuerte, nosotros tres nos quedamos encerrados en nuestro cuarto y nos cubrimos con la sábana y él afuera combatiendo con el monstruo. Después de escuchar varios ruidos y corredera, él entró y nos dijo, la he vencido. Formamos una algarabía, y no parábamos de reírnos, la niña dijo: ¡Papi eres mi héroe!🥰 Esa noche y otras más, dormimos  juntos los cuatros️ y recordamos  aquellos momentos cuando de pequeñitos  casi nos tiraban de nuestra cama a media noche. 

Por primera vez en 16 años de casados, leímos el mismo libro, con Ardientes Fulgores de Gloria, de Juan David Morgan, una manera distinta de conocer nuestra historia. Mi esposo tenía el libro en papel  y yo en mi MiniIpad, en una semana lo terminamos y lo comentábamos a diario  mientras tomábamos un café en nuestra terraza. 

En cuanto a mi:
He escrito dos cuentos y varias poesías. 
Me puse el tinte yo misma porque las canas no me daban tregua, me costó un poquito, pero me quedó bien.
Tomé un curso virtual del Inac,  Escribe, Publica y Vende con Carlos Winter, preciso e interesante, se los recomiendo👌 https://www.youtube.com/watch?v=CIpbPMOpVi0&t=33s
Asistí a talleres en vivo con Rosa Montero, http://escritoras.com/escritoras/Rosa-Montero  mi autora favorita. 
Sembré  y coseché  culantro.
Me he ejercitado a diario con Fausto Murillo en vivo https://www.turbosteps.com/  y he sudado como nunca, ni siquiera en el gym era tan aplicada. 
He hablado, más que nunca, con mi madre y mis hermanas que están en Chitré.
A pesar de que tenía a la chica que trabaja en casa  algunos días me metí a la cocina  e hice Cinnamon Rolls, arroces, cremas y nuevas ensaladas, mi especialidad, ricas, variadas y saludables. Me gusta cocinar. 
Entre marzo y abril leí 5 libros:  Pedro Páramo, Orgullo y Prejuicio, Con ardientes Fulgores de gloria, Elogio a la lentitud y El Arte de ser feliz. Y ahorita entre manos Lágrimas en la lluvia, de Rosa Montero.
He bailado sola y también acompañada, con mi esposo y mi hijo.  
En Twitter, me he enojado e entristecido  leyendo la ignorancia, la falta de respeto y empatía de mucha gente. ¡Que poco importan los demás!
En Facebook, me hice varias  preguntas ¿realidad, fantasía  o apariencias?
Con algunos memes me reí y otros me parecieron crueles. Para bien o para mal la creatividad del ser humano no tiene límites! 
Con los noticieros me abrumé, compadecí  y hasta lloré viendo la cantidad de muertos y las   imágenes de los  hospitales colapsados en el mundo. 
He visto un par de películas en Netflix, mis favoritas son  las basadas en libros de Literatura Inglesa, y novelas de  Jane Austen, Las Hermanas Brontë etc, las  series no son lo mío. 
Abandoné las redes y las noticias  por varios días para  reencontrarme con algunos libros que ya había leído.
Me gocé la  serenata en vivo para las madres de Marco Antonio Solís,https://www.youtube.com/watch?v=D2sA3fYCZao  y disfruté el en vivo con Juanes y Fonseca,  pero el artista ganador de  nuestra cuarentena a sido Omar Alfano, este señor con su música vive y hasta ha viajado con nosotros, nuestros  hijos desde pequeñitos cantan y bailan  sus canciones, la favorita de mi niño grande es Verano en Estambul. En la cara de la luna siempre me saca las lágrimas, que canción tan desgarradora, bella y profunda. Un hombre enamorado https://www.youtube.com/watch?v=adz2ypa294w es la favorita de mi esposo, y por supuesto la mía. Hemos estado en primera fila en  cada en vivo que ha realizado  y  nos hemos  sentido en un  ambiente de fiesta, amor, familia y alegría. 

A pesar de tantas actividades y camaradería, no todo ha sido color de rosa para mi, en algún momento (pocos gracias a Dios) también he llorado, me he sentido sola,  perdida en mi propia casa, mi hija ha  tenido que usar mi computadora, y mi estudio es  su salón de clases, mi esposo ha convertido el den en  el gym familiar, y mi hijo ha usado su  cuarto como salón de clases en las mañanas y en las tardes como área de juegos con sus amigos y yo como una pieza de rompecabezas colgada en el aire, melancólica, buscando donde encajar, algunas veces en la cocina, otras en la sala, y así deambulando con mis hormonas nostálgicas por cada rincón se me pasaron algunas mañanas sin darme cuenta. No todos los día me he sentido feliz, con o sin motivos, he tenido mis momentos de tristeza y  frustración. 

Lo demás datos, fechas y medidas de la cuarentena en mi país son públicos  basta con buscar cronología de cuarentena en Internet por país y aparece la información: ley seca, cierre de actividades comerciales, suspensión de clases, etc. 

Ya están empezando a reabrir ciertas actividades y comercios,  ahora nuestra seguridad depende de nuestro propio cuidado y responsabilidad. Si no somos capaces de proteger nuestro templo, nuestro cuerpo, y a los seres que más amamos estamos en serios problemas.

Minnie Flores 




lunes, 18 de mayo de 2020

EL PODER DE LA MENTE

Siempre me ha interesado todo lo relacionado  con el poder de la mente y los pensamientos; buenos o malos  tienen igual intensidad,  con la diferencia que los primeros nos causan bienestar y felicidad y los segundos angustias y preocupaciones anticipadas, lo que genera una carga de estrés y hasta  enfermedades.  

Debemos tener claro que los pensamientos negativos son hijos del  miedo, real o no, este es la raíz de todos nuestros males, pues  desencadenan una estampida de emociones incontrolables que terminan perjudicando nuestra salud. En cambio los pensamientos positivos o de amor de una manera milagrosa nos  sanan y liberan, nos dan confianza y seguridad en el mundo y en nosotros mismos.

Para dar un ejemplo claro, les comparto una experiencia reciente. Recibí  una llamada de una persona muy querida, familiar, para contarme que se había realizado la prueba del Covid-19, aun  sin tener síntomas relacionados a esta enfermedad estaba descartando estar infectada.  Desde hacía un par de semanas tenía mucho dolor de espalda y en los brazos, y una amiga le comentó que dos conserjes de su edificio presentaron los mismos síntomas y al realizarse la prueba salieron positivo.

Ella ya venía angustiada porque además de los dolores que presentaba, también había notado  un bulto, una pequeña masa en el hombro, al principio pensó que sus dolores se debían a este descubrimiento, pero ya se había realizado un ultrasonido  y resultó que era una bolita de grasa encapsulada, nada serio.

Una manera de encontrar la causa de sus dolores y calmar su ansiedad fue realizarse la prueba del Covid-19. Por supuesto que le salió negativo.

Su mente no paraba de decirle que algo no estaba bien en su  cuerpo y de seguro debía ser algo grave y tenía que encontrar lo que era cuanto antes. Estaba pensando realizarse varias radiografías para encontrar la raíz de sus malestares. Trajo a colación que hacía siete años se colocó implantes de mamas y  me comentó que si descubría que esa era la causa de su dolor de espalda se las quitaría, no pude evitar reírme y hasta hicimos bromas de lo tanto que había sufrido con la cirugía, pero lo bien que le habían quedado  y lo feliz que estaba con sus niñas adoptadas, nos reímos a carcajadas. En tono serio le dije que de ninguna manera permitiría que cometiera esa locura, así que mejor buscará otra razón. 

Traté de calmarla, de hacerla ver que tenía muchas razones para presentar esos dolores, con la cuarentena absoluta trabajaba medio tiempo, así que pasaba mucho tiempo acostada viendo tv, o usando el celular, había subido de peso, las noticias del mundo no ayudaban para nada a tranquilizarnos, y era hasta normal el nivel de angustia en todos. Además ya no tenía 30 años, los huesos y los músculos no son los mismos a esa edad que a los cincuenta y tantos. En pocas palabras  le insinué  que eran  achaques de viejos, que debía tomar vitaminas, hacer ejercicios y cuidar sus pensamientos, pues el estrés la estaba afectando y lo peor era que no se daba cuenta. 

Las enfermedades y los dolores son reales, de eso no hay duda, pero debemos tener presente que nuestra actitud y nuestros pensamientos ayudan a sanar o a empeorar la situación, esto ha sido más que demostrado científicamente.  Nuestra salud emocional y hasta la física depende, aunque algunas personas no lo crean, de lo que vemos, escuchamos y pensamos a diario. Bien lo decía Louise Hay "Cada cosa que pensamos está dándole forma a nuestro futuro"

Así que a cuidar nuestro cuerpo con buena alimentación y ejercicio y nuestra mente con oración, frases y temas positivos.





viernes, 15 de mayo de 2020

TE RECUERDO, TE PIENSO Y TE QUIERO SIEMPRE FELIZ.


Nunca tuve dudas. Con fe y esperanza sabía que lo lograrías. ¡Y no me equivoqué! Nos dejas una gran lección querido primo Robertito. Tu entereza, tu positivismo y  tu gran sonrisa a pesar del dolor que pudieras sentir, es una muestra de tu gran y última victoria en este mundo. Al finalizar el año 2015, publicaste en tu facebook que había sido el mejor año de tu vida y que estabas agradecido por todas las bendiciones en tu vida. Admiré tu gran corazón. Ese fue justo  el año en qué regresó tu enfermedad y empezaste un largo calvario de dolor, cirugías y tratamientos.  Nunca te quejaste, ni reclamaste nada a nuestro creador, al contrario, tu fe se fortaleció aún más.
La última vez que te vi, te comenté que para mi era casi imposible conectarme con las tristezas. Y mucho menos ante una persona como tú. Siempre te pensaba feliz y sano. Viajando, sonriendo, disfrutando de la vida. Celebrando la vida. Así te seguiré pensando y recordando. Siempre sonriente.
 Cuando la mayoría lloraba y se angustiaba por tu inminente partida, tu seguías luchando y yo seguía creyendo que vencerías. Y efectivamente cada vez retoñaban más fuertes y hermosas tus esperanzas. Quién era yo, nosotros,  para rociar con tristeza tus deseos, tu gran amor por la vida. Yo me sumaba a tu positivismo, a tu buen ánimo. Sé que te fuiste, tranquilo y sereno en los brazos de mi querida prima. Escuchando y cantando canciones del señor. El te dio la  paz y serenidad que necesitabas en tu último viaje, directo al paraíso. Era tu momento.
De seguro Dios te recibió con sus brazos de luz para que puedas iluminar nuestros corazones marchitos con tu brillo eterno. 
¡Te recuerdo, te pienso y  te quiero siempre feliz!

Minnie Flores
Publicado el 19 de Julio de 22016 en memoria de mi primo Robertito.

martes, 12 de mayo de 2020

REUNIÓN DE PADRES PRIMER GRADO.


La escuela de mis hijos organizó una reunión para padres de primer grado. Los maestros de cada materia se presentarían y hablarían sobre el método de enseñanza que estaban utilizando. Entre los padres las  quejas estaban por todos lados y aún la reunión no había empezado. La mayoría coincidían en que no había buena comunicación por parte de  la escuela.  Demasiadas tareas y trabajos que hacer en casa de un día para otro. Sentían que ya  no tenían vida propia. No podían salir a pasear con sus hijos los fines de semana. No podían tenerlos en actividades extracurriculares por la gran cantidad de trabajos escolares.  Yo escuchaba callada porque no era mi caso. No tenía ningún problema con mi hija.
Una vez la reunión inició  las quejas se hicieron formales. Las personas que pedían la palabra era para comentar lo que no les gustaba, la mala organización, la falta de comunicación, el exceso de tareas y trabajos para hacer en casa. Hasta que una madre, amiga mía, se levantó y comentó que no era su caso. Era simplemente asunto de organización por parte de los padres. Todos teníamos responsabilidades y múltiples ocupaciones, pero organizándose todo se podía hacer. Comentó que ella hacia las tareas el fin de semana con sus hijos una vez que recibía la guía semanal. Que no era cierto que las tareas eran asignadas de un día para otro. Los niños que llevaban tareas a casa durante la semana era porque no la habían terminado en su horario de clase. Cada padre debía decidir si las hacia el fin de semana, o las hacían por día. Pero eso dependía de cada familia. Y el punto final que puso a la mayoría histéricos,  padres y madres, fue cuando dijo que para ella no eran demasiadas cosas. No sentía que estaban sobrecargando a los niños. Claro que tenían que dejarles tareas es parte de su formación, crearles un hábito de estudio. Están en primer grado y están aprendiendo a ser responsables, finalizó diciendo. 
Después que mi amiga terminó de hablar, muchas  mamás  pedían la palabra y  también algunos padres. Se levantó una señora que le faltó poco para llorar. Se notaba molesta.  Según ella le estaban robando la alegría a sus hijos, porque todo no era estudio, todo no era escuela, ya no podían ni jugar. Ni siquiera pensar en ir  a la playa o a comer fuera de casa, todo era estudio. Era excesivo. Y no estaba de acuerdo para nada con lo que acaba de decir mi amiga. Casi, casi la aplauden.
Fue entonces  cuando ya no pude más. Todos tenemos derecho a dar nuestra opinión y eso se respeta. Cada familia es un caso distinto. Pero usualmente noto que solo alzan la voz los que no están conformes. Los que se quejan. Los que sacan una lista enorme de lo que está mal. Los que estamos bien, callamos y escuchamos. No debe ser. Alcemos la voz, demos a conocer nuestro punto de vista, tenemos el mismo derecho de hacerlo.  Yo no tenia ningún problema con la escuela. Es más estaba muy satisfecha. Mis hijos estaban aprendiendo y eso lo veía día tras día. Nosotros somos el mejor termómetro para medir sus conocimientos. Pedí la palabra y dije que estaba de acuerdo con mi amiga. Que en nuestro caso, gracias a Dios todos los fines de semana nos íbamos para la playa, antes de irnos adelantábamos las tareas del lunes y martes. En ningún lugar decía que el fin de semana, dos días, tenían que hacerlo todo. Que para mí  la comunicación era buena. Mi hija traía sus cuadernos y libros, prácticamente no traía ninguna tarea extra en la semana. No tenia nada de que quejarme. Les aconsejé de dejar de estar viendo los grupos de chat de otros salones. Eso solo empeoraba las cosas. Que dejaran de comparar a las maestras. Y que me parecía que el material que estudiaban iba totalmente acorde con el grado, ya que varios  dijeron que la información era demasiado avanzada, para niños más grandes. No estuve de acuerdo.
Al parecer a mucha gente no le agradó mi comentario. Inclusive en el grupo de chat de mi salón al día siguiente una señora comentó de manera burlona que habían mamás que hasta se iban para la playa, y que sentían que todo estaba perfecto. Que de seguro estábamos en otra escuela. O que seguramente nuestros hijos eran unas lumbreras.
Cuando leí esto, no me molesté, solo reflexioné. Había caído en lo mismo. Hablé de más, así fuera algo bueno.  Me salí de contexto. No  debí decir lo de la playa, a nadie le interesa que hago o dejo de hacer. Aunque es cierto que lo hago. Cómo  me organizo para tener todo al día y vivir totalmente relajada y poder disfrutar de mi familia es asunto mio. También comprendí que vivimos historias distintas. Mientras yo no tengo un horario que cumplir y soy dueña de mi tiempo, la mayoría si. Viven tratando de ganarse la vida día a día, luchando, haciendo de tripas corazón con su tiempo. Llegan en la noche a sus casas, quizás cuando sus hijos ya duermen. Ese no es mi caso gracias a Dios. Yo siempre estoy ahí para ellos. Sentí  tristeza por la señora que me criticó y entendí que su vida es muy distinta a la mía. Lo supe por todo lo que escribía, su vida parecía un caos. Ni treinta horas al día le alcanzaría para todo lo que hacía. Pero jamás me tomo nada personal. Sus palabras irónicas no eran contra mi. Eran en  contra de  lo que yo disfruto, tiempo libre, y es lo que a ella le faltaba. Di gracias a Dios por mis todas mis bendiciones. Elevé una oración por el bienestar de ella, para que ojalá pudiera vivir menos estresada. Señores, por ahí leí que la gente se la pasa trabajando para ganarse la vida, cuando a la vida no hay nada que ganarle, a la vida hay que disfrutarla. No importa nuestro estatus social.  Si nos pasamos quejándonos de todo lo que no nos gusta estaremos cubriendo con un gran manto todo lo bueno que Dios nos regala con cada amanecer, y aunque esté ahí frente a nuestras narices  con esa forma de pensar y actuar, no las veremos jamás.

Minnie Flores
19 de junio de 2016

ENTRE LIBROS, TACONES Y ZAPATILLAS.










Creo fielmente que todo en esta vida lo hacemos por elección y decisión. Algunas cosas las podemos cambiar, otras no. 
Hace más de ocho años decidí que quería ser libre, disponer de mi tiempo al cien por ciento. Esto empezó justo cuando mi bebé tenia 4 meses. Quería estar a su lado, abrazarlo, mimarlo y verlo crecer todos los días, a todas horas. No perderme ni un instante de su desarrollo. Disfrutar del hogar que empezaba a florecer. Hablé con mi esposo, le dije que ya no quería trabajar en una oficina. Él me contestó que lo que yo decidiera estaba bien.  Tenia 10 años trabajando en una compañía de seguros, me iba bien.  El trabajo siempre lo realicé con esmero y dedicación. Me gusta dar lo mejor de mi en todo lo que hago. Presenté mi carta de renuncia y fue cuando empezó mi verdadera aventura. Dejé atrás los uniformes, pero jamás pude dejar los tacones. Ellos me dan la altura que necesito, el empujoncito que a veces nos hace falta para sentirnos en la cima. 
 Felicidad total. No tenia un horario. La agenda la hacia a mi antojo y según mis necesidades y las de mi familia.  No tenia que pedir permiso a nadie para nada. Esta era la vida que me merecía,  la soñada.   Ama de casa, esposa y madre, mi mejor decisión. 
Un año y diez meses más tarde llegó nuestra adorada princesa.  Ahora eramos cuatro.  La familia estaba completa. Un poquito más de corredera cuando en alguna ocasión me quedé sin nana, pero para eso estaban las zapatillas, a correr se ha dicho, jamás detenerse, mucho menos quejarse. Desde entonces no paro, entre diligencias,  actividades de los niños, football, música, ballet, etc. compromisos sociales y personales. Un "outfit" para cada actividad.  A veces siento que el tiempo no da para tanto, entonces imagino que no existe y todo vuelve a la calma, y todo se realiza en el momento perfecto. 
 No me he arrepentido ni un solo día de haber tomado esta decisión, ser ama de casa por elección  ha sido mi divina bendición.
Lo bueno de esto, es que contrario a lo que muchos piensan en este rol se trabaja siempre, porque  siempre hay algo que organizar, algo  que inventar. La creatividad no para, no duerme jamás. Y eso a mi también me cayó como anillo al dedo. En todo estos años me he dedicado a escribir por placer y para mí,  poemas, cuentos, novela corta. Hasta hace poco me atreví a compartirlo. Me gusta escribir, me encanta. Me gusta leer. Hay un travieso gusanillo cosquilleándome a cada rato. Es una ligera inspiración que llega de pronto sin avisar. En esos momentos, tengo que escribir, se trata de dejar salir eso que uno lleva dentro, dar un salto al vació y dejarse caer en los brazos de la fantasía o la realidad, pero dejarse caer libre y sin miedos, de eso se trata escribir y también vivir. Mi gran pasión.  Vivir. Vivo felizmente, entre libros, tacones y zapatillas. 


Minnie Flores
14 de junio de 2017.

FRASES




Con esta frase de L. Hay  inicio mis mañanas. 

Todo lo que necesito viene a mi en el lugar y momento perfectos. La vida está llena de alegría y amor. Soy una persona que ama, digna de amor y amada. Estoy sana y rebosante de energía. Donde quiera que voy encuentro prosperidad. Estoy dispuesta a cambiar y a crecer."


¡Que belleza!! Y yo la termino con mi frase  Dios es amor y vive en mi, en sus manos siempre lo mejor aún está por venir.

Feliz inicio de semana. Decidamos hacer en lugar de deshacer. Estemos siempre dispuestos a contribuir. No digamos que no a las buenas ideas, a los nuevos proyectos. A veces lo primero que nos viene a la mente cuando nos hablan de hacer algo nuevo, o  salir de nuestra zona de confort, es no tengo tiempo. Ni siquiera nos damos la  oportunidad de intentarlo. Desde hace mucho tiempo he cambiado mi forma de pensar y ver las cosas. Siempre diré que si, y si en el camino me doy cuenta que en verdad no puedo, pido disculpas y me retiro dignamente. Siempre dejando algún aporte, una contribución. Pocas veces me he retirado, de alguna manera las cosas se van dando de forma perfecta, aparecen las personas indicadas en el momento indicado,  todo toma sentido y  se realiza conforme a lo previsto.

Minnie Flores
20 de Junio de Junio de 2016 

TENDEDEROS CIBERNÉTICOS



Desde que se crearon las redes sociales han sido utilizadas para comunicar y compartir. Existen normas y políticas a seguir en cada una de ellas. Lo que cada persona postea o cuelga es su asunto, siempre y cuando cumplan con las normas establecidas.   Entiendo entonces que al realizar una publicación, de alguna manera, pasa por algún filtro. Este dirá si la acepta o no. La mayoría de las personas la utilizan para compartir asuntos personales, subir fotos, hacer comentarios, en fin lo que les plazca. Creo que para eso son. Que sea valioso, interesante es otro tema. Asumo que lo es para quién lo publica, pero no pretendo hacer un hacer ensayo al respecto. El tema es que han aparecido un montón de expertos en evaluar y criticar lo que cuelgan o postean los demás. Calificándolas de pendejedas o de poco interés. Esto es sumamente desagradable. 
Mi  opinión personal al respecto es, primero, que si no estoy dispuesto a tolerar las publicaciones de los demás ni pierdo mi tiempo revisando dichas redes. Porque no es para nada justo juzgar a los demás cuando yo también utilizo la red, y no puedo ser tan petulante como pensar que solo lo que yo escribo, cuelgo o publico es importante e interesante.  Lo será para mi, para mis familiares, pero no tiene que serlo para los demás.  También es cierto que todos una que otra vez habremos compartido algún chiste o meme gracioso, o pendejo seguramente para muchos. Eso sí en mi caso,  jamás publicaré asuntos negativos o que  falten el respeto.  Cuando algo no me gusta simplemente me alejo. No lo leo y no pasa nada. Mi intención  siempre será contagiar y hacerme eco de  lo bueno.
Mi consejo al momento de usar las redes es que las usen, que no sean simples espectadores.
Sean  tan profundos o superficiales como quieran, pero no dejen de expresarse y compartir.  Al fin y al cabo, todos pensamos, opinamos y tenemos intereses distintos. Y eso es maravilloso! De lo contrario estos tendederos cibernéticos serían demasiados aburridos y simples. Recuerden ser respetuosos, tolerantes y humildes al momento de emitir sus comentarios y opiniones. 😀‪#‎Quevivanlasdiferencias‬‪#‎losopuestos‬ ‪#‎lavida‬😀

Minnie Flores
1 de Junio de 2016

TODO ES CORRECTO Y PERFECTO




Asumo  que  como la mayoría de las personas, todos planeamos nuestros días. Hacemos listas de diligencias diarias.  Por supuesto que siempre aparecen imprevistos en el camino, y seguimos sumando. Nunca nos alcanza el tiempo y así empezamos a acumular los pendientes.
Pues hoy, como uno de esos tantos días salí con mi listita. No debía demorar más de una hora y media. Todo lo resolvería en el mismo lugar. El tema es que no contaba con la astucia que estando parada en un semáforo,  en luz roja, un señor me chocara  por detrás.  El impacto fue fuerte.  Mi cuerpo se fue hacia adelante. Gracias a Dios tenia el cinturón de seguridad.  Todo bien, no me lastimé. No quería ni bajarme, ya me imaginaba la escena. ¡Todo mi maletero aplastado!
 Me bajo tranquilamente. Lo primero que le dije  al señor, que también se bajó, fue: ¿Que te pasó amigo? Era un hombre joven, un muchacho diría yo. Amablemente me respondió que alguien se le cruzó y bueno lo demás es historia. Fuera cierto o falso ahí estábamos en medio de la calle con las luces intermitentes. Estorbando y causando más tranque.  Mi carro  sufrió solo un raspón en la defensa, que por supuesto debo cambiar.  Mi carro es del año y  lo quiero impecable, como estaba.  Al de él le fue peor. Lo bueno fue que él aceptó su culpa. Llamamos a nuestras aseguradoras. Teníamos que   esperar que llegaran ambos motorizados para levantar el reclamo. Curiosamente mientras conversamos nos dimos cuenta que los dos íbamos para el mismo centro comercial. Estábamos tan cerca que nos movimos  hacia allá. Mientras llegaba la asistencia, intercambiamos nuestros teléfonos. Yo me fui a comprar lo que necesitaba y él joven se fue a hacer lo suyo. En poco tiempo me llamó para avisarme que ya habían llegado. Él se hizo responsable del accidente. Su aseguradora pagará los gastos de la reparación de mi auto.
Resolvimos todo en paz y armonía. Como personas civilizadas.  Hasta me dio gusto conversar con un muchacho tan amable, respetuoso y educado. Cuando se retiró me pidió disculpas por  el mal rato y el tiempo que me hizo perder. Son imprevistos que suceden le respondí, lo bueno es que los dos estamos bien.
Aproveché para terminar mis compras. Saliendo para mi auto, me encuentro con una amiga que pensé que ya no vería antes de su viaje, pues en unos días se va a vivir a Francia. Ya nos habíamos despedido pero fue un placer verla de nuevo. Justo cuando conversaba con ella, aparece un señor a quién le había escrito el día anterior. Lo había contactado porque necesitaba de sus servicios de jardinería.  Por cierto hace unos jardines verticales hermosísimos. Tenía mucho tiempo que no lo veía. Habíamos quedado en fijar una cita más adelante,  pero fue muy bueno encontrarlo ahí. Sin planearlo pudimos conversar  sobre lo que yo necesitaba.
Luego llego a casa,  y suena el teléfono. El seguridad del edificio me anuncia que llegaron flores para mi. Le dije:  ¿Está seguro? ¿No será para el apartamento del frente? Después de confirmar mis datos, no había duda eran para mi. Por supuesto que me puse más que feliz. No era un ramo, sino dos. Uno para mi, y otro para mi hija María Lucia. ¡Que belleza! Por supuesto que eran de mi amado esposo. No es la primera vez que nos sorprende de esta manera. Aunque no  estemos de aniversario, ni de cumpleaños, siempre tiene un lindo detalle para nosotras.   Todos nuestros días son especiales. Como Dios manda. Es divino que no necesitemos un día o una fecha especial para expresarle a los seres que amamos todo nuestro amor y gratitud. Así es él. Un esposo maravilloso, un padre amoroso y ejemplar. ¡Que bendición!
Puedo decir con toda sinceridad que mi día fue correcto y perfecto. No tengo ni una sola queja. Estoy agradecida por cada acontecimiento de hoy.

Minnie Flores
Publicado el 5 de julio de 2016

MACHOS MIDIENDO FUERZA




Todo empezó por unas bancas de jardín. Vivimos en un edificio y las áreas comunes están siendo  decoradas por la administración y la  Junta Directiva del mismo. Recuerdo que cuando iba entrando a mi estacionamiento vi las bancas.  Mi primera impresión  fue, no van  a tono con nuestra decoración. Resulta que a otro vecino al parecer pensó lo mismo, no le agradaron. En el chat de grupo, este señor usó un lenguaje inapropiado y grosero al momento de expresar su disconformidad. Yo, decentemente,  dije  que no me parecían feas. Inclusive mi madre tiene unas en su casa en el interior, pero en  nuestro caso  no iban de acuerdo con el estilo moderno de nuestro edificio. El presidente comentó inmediatamente que podía quitarlas y se acababa el problema. No me pareció cortés  su respuesta.  Si ya estaban, debían  quedarse. ¿Otro gasto? No estábamos para eso. Sugerí colocar dos potes decorativos con sus plantas a ambos lados y así se le daba el toque natural y de jardín. ¡Quedarían  lindas.! No pasó nada. Las bancas se quedaron y nadie comentó más al respecto.
Un tiempo después, cambiaron el mobiliario del lobby. Cuando lo vi, dije: No me gusta!! De nuevo,  no va con el estilo moderno del edificio. Los comentarios del grupo de vecinos empezaron a llegar vía chat. Casi todos estaban encantados con la nueva decoración y con los muebles. No dije nada, para gusto los colores. Si  no tengo algo agradable que decir prefiero callar. Pero el vecino que les mencioné arriba, que no estuvo de acuerdo con las bancas, no se calló. El problema fue que se  dejó llevar por sus emociones, perdió el control y soltó su veneno. Fue grosero, mal educado, ofensivo, malcriado, y todo lo que se puedan imaginar al momento de expresar su descontento. No estuve, ni estaré jamás de acuerdo con este tipo de comportamiento. Respeto ante todo. Comentó que los muebles eran baratos, de mal gusto y mala calidad. Fue tan prepotente, que hasta me hizo ver más bonitos los muebles. El presidente se sintió ofendido, lo sacó del grupo de chat, y fue a la corregiduría a ponerle una queja por haberlo insultado. Por cierto, esto también me resultó pasional. Es verdad que a nadie le gusta que lo ofendan y lo traten mal. Hay que darse a respetar. Lo primero que debemos hacer es no caer en este tipo de juego porque  terminamos  haciendo otra bajeza. Al día siguiente, me encuentro con el presidente de la junta y la administradora. Les di respetuosa y  personalmente mi opinión sobre la nueva decoración. Les recomendé pedir ayuda o contratar los servicios de un diseñador de interiores para las nuevas compras y decoraciones. Les agradecí la buena intención. Sinceramente les dije que aunque no estaba 100% de acuerdo, no tenia derecho a criticar, si yo no  había contribuido  en nada. Una señora de la junta y la administradora, con las mejores intenciones lo hicieron solas.  Invirtieron su tiempo para ir a diferentes lugares y yo no tenia moral para decir ni esta boca es mía. Mi filosofía es que si no participé, no colaboré en nada, entonces no critico. Lo que hicieran estaba bien. Por supuesto que me ofrecí para colaborar de alguna manera en las próximas compras. Todavía hay mucho por hacer. Estoy clara que no se puede quedar bien con todo el mundo. También estoy clara que si deseo hacer mi santa voluntad debí comprar una casa, ahí si, solo yo decido.
Al parecer todo volvió a la calma. El vecino inconforme tenia su citación para la corregiría.
Una noche al llegar a mi apartamento, me encuentro una nota que habían dejado debajo de la puerta.
En resumen, solicitaba la cooperación de todos los vecinos para elevar una solicitud a la Junta Directiva para conformar  un comité de diseño y decoración para las nuevas compras. Me pareció una excelente idea. La iniciativa la tomó el vecino inconforme. Por supuesto, yo quería participar. Es muy cómodo hablar y dar opiniones, y no hacer nada. Ésta era la oportunidad de colaborar, poner mi granito de arena. Firmé la nota y la dejé en su apartamento como lo indicaba. En el chat de grupo varios vecinos estaban molestos por la nota. Algunos comentaron que la habían tirado a la basura. Yo les comenté que me  parecía muy buena idea formar el comité. El presidente pidió ser prudente al momento de firmar documentos. Ya yo la había firmado y entregado. No tenia nada de malo, el señor usó un lenguaje correcto, educado y respetuoso.Tenía buenas intenciones.
Para no cansarles el cuento, después me llegó un  correo electrónico solicitando voluntarios para conformar un comité de jardinería. Habían muchas quejas por lo descuidado que estaban  los jardines. Por supuesto, yo también quería participar. Me anoté de una vez. Después me enteré que solo el vecino inconforme y yo nos habíamos anotado. El presidente muy amablemente, me consultó  si yo no tenia inconveniente en trabajar con este señor. Le dije que no. Es más ni siquiera lo conocía  personalmente. Suele pasar cuando uno vive en apartamentos. Mientras él fuera respetuoso, por mi parte, haría todo lo posible para mejorar nuestros jardines. Tenia muchas ideas y los contactos de especialistas en el tema, que con gusto me cotizarían los trabajos. Personalmente hablé con el presidente y la administradora sobre este asunto, me comentaron lo difícil que era este señor. Volví a repetirles lo mismo. Es más, les volví a comentar que yo había firmado la nota que él había enviado para el comité de decoración. La idea me parecía buenísima. Al día siguiente era la cita en la corregiduría. Aproveché para comentarle al presidente, que  hubiese sido bonito que en lugar de ir a una corregiduria se hubiesen sentado como personas civilizadas a tomarse un café o un vino, mientras conversaban y aclaraban   las diferencias. La administradora estuvo de acuerdo.
En la corregiduria no les fue bien. El vecino inconforme, según me comenta el presidente, utilizó la carta que yo firme para el comité de decoración, y la de otros vecinos, muy pocos en verdad, para ponerle una demanda a la Junta Directiva. A su junta directiva. Por Dios, esto me pareció ridículo. Se suponía que  le interesaba  realzar la imagen de nuestro edificio. No tenemos dinero en exceso. Ahora la junta con nuestro dinero, sí, el dinero del inconforme también, tiene que defenderse. Vamos a gastar plata, que necesitamos para reparar tantas cosas,  en un abogado. Todo esto porque dos machos no quisieron dar su brazo a torcer. Ya me quedó claro. La demanda no era por la nota que firmamos, no tendría sentido. El único argumento seria que otros no estaban conformes con la decoración. ¿Y?  Aquí lo que hay son  dos personas midiendo fuerzas. No quieren dejarse, tener la razón nos llevará a perder plata a todos. Una polémica que empezó mal. Dos malas reacciones.   Primero el  presidente, que se sintió ofendido y con razón, e  inmediatamente sacó al señor malcriado del grupo y lo citó a una corregiduría.  Segundo, un vecino inconforme, que seguro también se sintió  ofendido y no se va a dejar. Dignidad ante todo. Esto es una guerra. ¡Par de inconscientes! Buscando una justificación, pudiera  decir que el vecino  empezó y es cierto.  Pero se necesitan dos para pelear. Deseo de todo corazón que mi vecino desista de tan ridícula demanda. Yo no soy abogada, pero demandar porque no me gustaron  unos muebles, me parece fuera de lugar. Hasta infantil, esto es una pataleta. Si en verdad lo motivaban las buenas intenciones y deseaba  colaborar, hubiese sugerido  hacer  donaciones personales  para comprar algo de mejor calidad.  Y su contribución hubiese sido  la primera para animar al resto. Debió utilizar su  valioso tiempo en aportar, en lugar de ir  a perderlo  en un juzgado. Que de seguro tendré que ir yo también. Mi conclusión es que cuando dos seres humanos miden fuerzas, en este caso dos  machos, todos los que estamos cerca perdemos. ¡Más tolerancia por favor!

Minnie Flores
Publicado 7 de Julio de 2016

MI FORTALEZA




Creo que cada vez que posteamos alguna frase o comentario que nos agrada, estamos compartiendo nuestro sentir y nuestra manera de pensar. Quizás tratamos de dar a los demás,  de cierto modo,  algún tipo de explicación sobre nuestro comportamiento. Nadie no las ha pedido, pero lo hacemos. Hace poco alguien compartió en Facebook un escrito sobre el mal carácter y la inteligencia. Algún estudio demostraba que las mujeres con mal genio o mal carácter  eran más inteligentes. Me daba un poco de risa porque si eso fuera cierto yo seria Miss Bruta.  ¡Esa corona es mía! Me cuesta enfadarme, más bien diría yo, tomarme todo de manera personal. Que es lo que realmente nos lleva a molestarnos, pues nos sentimos ofendidos. Por lo general yo veo el lado bueno de las cosas. Lo que usualmente hace enojar a algunas  persona yo ni le presto atención. Estoy segura que de tonta no tengo un solo pelo. Al contrario, me encanta decir lo que siento. Me encanta sentirme bien y feliz. Y la manera como lo logro y lo he logrado hasta ahora es siendo sincera, primero conmigo misma y por supuesto con  los demás. Cuando algo no me agrada pues simplemente lo digo, amable y cortésmente, pero lo digo, no me callo nada. Primero yo. Si no estoy en calma nada funciona correctamente. Para algunas personas un  mal carácter es símbolo de fortaleza, yo opino lo contrario. El carácter no tiene nada que ver con la fuerza, no al menos ese del que la mayoría siente un gran orgullo poseerlo. "yo soy de carácter fuerte, no me dejo de nadie"  Siempre me ha ido mejor siendo amable y tratando bien a los demás, con mi dulce carácter. Desde mis empleadas hasta mis amigas y familiares. La fuerza no se mide con un carácter fuerte, se mide con la bondad y la buenas intenciones de un corazón. Hoy reflexionaba sobre esto, mientras me atendían en el salón de belleza. Otra señora que estaba ahí, hablaba por teléfono, de manera molesta le hablaba a su interlocutor, a medida que la conversación avanzaba supe que se trataba de su empleada doméstica. Cerró la llamada y realmente estaba enojada. La trató de inútil e  ineficiente. Le dijo que  no servia para nada. Inmediatamente recordé las palabras de una querida amiga, que después de comentarle hace mucho tiempo que mi empleada no daba la talla y no servia, me dijo muy francamente, y te has puesto a pensar que la falla eres tu, porque eso demuestra que no sabes entrenarla. Eso me cayó tan bien y profundo que me dije, es verdad debo ser yo.  No es ella. Desde entonces, años puedo decir, busqué mis fallas, mis errores al contratar a alguien. A partir de ese momento, no contrato a nadie que no me agrade desde un comienzo. Las entrevisto, les pregunto sobre su vida y su familia. Y solo con el tono de voz y sus respuestas tengo para tomar una decisión. Una vez contratadas, empieza el entrenamiento. Evaluó su actitud y desempeño en el trabajo, observo si siguen indicaciones o  tienen iniciativa propia. Unos días son suficientes para finalizar mi evaluación. No tengo porque martirizar a nadie. Me ha funcionado de maravilla, al punto que dejan de ser simples empleadas y llegamos a tomarnos mucho cariño.  Hay comunicación y buen trato de ambas partes. Con esto no estoy diciendo que todas son buenas, pero  Dios ha puesto en camino muchachas muy buenas y trabajadoras, como la que tengo actualmente.
Regresando al tema del carácter, que para mí no tiene que ver con el mal genio realmente, porque eso solo demuestra debilidad e incapacidad para manejar las emociones. El que grita, insulta y hace pataletas solo demuestra su propio descontrol. Yo puedo exigir mis derechos, y lo hago, sin elevar mi tono de voz, siendo educada y manteniendo la calma en todo momento.
Recuerdo una tarde que iba con mi hija de tres años en el carro.  Una mujer que venía acelerada no soportó que pasaran dos carros a quienes les di paso.  Se bajó histérica de su auto, tocó mi ventana enfurecida, yo medio bajé el vidrio, me gritó, me insultó, y hasta presionó su dedo sobre mi hombro. Estaba loca, no había duda de eso. Ella no paraba de gritar. Yo solo le dije, con voz pausada y calmada: ¿Señora yo le he hecho algo? Eso la molestó aún más. Me preguntó si yo era estúpida. Yo mantuve la calma y le volví a repetir lo mismo. ¿Señora yo le he hecho algo?  Gracias a Dios, de la nada, en plena Vía España, aparecieron dos policías como ángeles guardianes. La mujer dio la vuelta, pues no tenia con quien pelear y tras de ella, estaban parados los dos policías. Se fue corriendo y se subió a su auto. Agradecí a los policías su presencia, y me fui. Mi hija me preguntó porqué esa mujer me gritó y me dijo cosas tan feas. Yo le respondí, porque no me conoce, pero yo si me conozco muy bien, no soy nada de lo que ella dijo. Cómo me iba a molestar con ella si nada de lo que dijo era cierto Le expliqué que algunas personas tienen problemas y andan estresadas y alteradas por la calle, buscando conflicto, pero si no encuentran con quien pelear,  ya no pueden hacer nada y se marchan. Es así, yo lo creo. Esa noche, elevé una oración por aquella desconocida, que obviamente andaba mal. Pensé en su familia, me pregunté si tendría hijos, esposo. Cómo llegaría a su casa esa tarde.
Agradecí a Dios sus bendiciones en mi vida, por la dulzura de carácter que me regaló, que si sin duda considero es mi gran fortaleza.

Minnie Flores
Publicado el 29 de Julio de 2016